martes, 15 de noviembre de 2011

NO ME DEJES.

No me dejes dormirme en un poema

cansino, calculado y derretido:

no me rías ni digas que has reído.

Pero sí si chamusca y no te quema.


No permitas el juego de la rima

por culpa de finales parecidos,

ni me abraces por versos conseguidos

si lo dicho con ellos te da grima.


Muéveme al fin, sacúdeme las venas,

que se aclaren de ripios bochornosos;

que soporten que no hay gloria en tanta pena.


Que renazcan de mil fallos gloriosos,

que intenten reducirme la condena

de andar en tanto verso mentiroso.