domingo, 11 de enero de 2009

Neptuno poderoso

Miré a Neptuno poderoso
elevando sobre sí
su tridente desafiante,
y en mi corazón
tu imagen golpeaba
como la lluvia golpea el cristal
cuando el invierno arrecia
entre las calles moribundas.
Miré a Neptuno poderoso,
elevándose a galope
entre un mar en calma
y otro tormentoso.
Invicto,
vencedor de mil batallas,
mientras yo moría en la noche
de adioses y lágrimas,
ansiando vencer tu ausencia
con esperanzas y mañanas.
Miré a Neptuno poderoso,
lancé la moneda al agua,
sabiendo que era quimera,
fugaz beso de mi alma,
pero como el sol sobre la niebla,
esperé encontrarme tu mirada
sin adioses ni pasados,
sólo cargada de mañana.
Hoy ya no llora mi alma.
Hoy Neptuno ya se calla,
galopa entre un mar violento
y una mar en calma.
Y así vivo hoy
tejiendo de presentes mis horas,
dejando en paz el mañana,
y guardando en mi corazón el pasado,
el pasado que me acompaña.