viernes, 27 de noviembre de 2009

ATERRIZAJE.

Satélite revoloteante,

ansioso por aterrizar

en tu estructura celular,

estrella andante,

llevaba prisa por parar

en mi locura de girar

y echarte el guante.

Pero tu piel, tan suave y tan

resbaladiza y deslizante,

me impidió poderte agarrar

para mi órbita dejar

y no ser más cometa errante.

Tu observatorio universal:

Dos ojos de belleza par

con cualquier cielo,

echaron redes de cristal

que me enredaron por azar

entre tu pelo;

pero aún me costaba nadar

sobre tu territorio,

de tiernos valles y de par

número de promontorios.

De modo que abriste un hangar

de modo perentorio,

allí me permitiste anclar

y acabó el purgatorio.

Y ante la tentación real

de la rutina

perdía algunas veces gas

mas me inflamaba una vez más

tu piel divina.

La fuerza, al fin, de tu atracción

me despegó de la elección

de la terrible soledad,

de despegarme

de tu galaxia, y en tu Sol

me hizo quedarme

para buscar la Eternidad.