miércoles, 22 de diciembre de 2010

A PAPÁ NOEL (A GABRIEL)

No puedo sentirme más que dichosa por haber recibido un regalo tan hermoso de Papá Noel sin habérselo pedido.
Y yo, ¿qué puedo hacer? Que no me he portado bien este año, que tendría que haber leído todo lo que este Papá Noel ha escrito en este blog. Pero no por obligación, sino porque sus letras debería prescribirlas el médico junto con el Ibuprofeno o los antibióticos. Claro, así he pasado el año, tan baja de defensas, queriendo luchar contra los elementos a pecho descubierto sin compartir mis alegrías y mis penas con todos los soles que alumbran este blog.
¿Y qué puedo hacer? Si un día levanto la cabeza de mis historias de artistas encumbrados y me encuentro con que no tengo que leer reseñas o biografías de grandes genios, sino tan sólo mirar a mi alrededor a los artistas que están a mi lado, siempre cerca, nunca lejos.
¿Y qué puedo hacer? Que por tanto remar en una dirección se me ha atrofiado la mano que utilizaba para escribir esos cuentos de los que habla Gabriel o algún microrrelato surrealista que encontraba perdido en algún rincón de mi mente.
¿Y qué puede hacer uno cuando encuentra regalos que le superan y le emocionan, cuando tiene la dicha de conocer a gente tan auténtica como la de este blog?
¿Y qué puedo hacer cuando alguien ha decidido emplear su tiempo, su esfuerzo y sus pensamientos en una misma sin esperar nada a cambio?
¿Y qué puedo hacer con este Papá Noel? Sólo se me ocurre decirle GRACIAS y añadir dos palabras que en estos días le harán ilusión: FELIZ NAVIDAD.