martes, 27 de noviembre de 2007

CIPRÉS AMIGO

Bajo tu sombra,
ciprés amigo,
oigo el canto de la alondra,
y entre sollozos, tristeza,
de quienes nos quieren y nos añoran.
Bajo tu sombra,
ciprés amigo,
su pena se vuelve honda,
y de sus lágrimas te alimentas,
haciendo más alargada tu sombra.
Diles, ciprés amigo,
que aquí ya no hay
ni dolores ni zozobras,
sólo una calma eterna,
y el aroma de las rosas.