lunes, 23 de marzo de 2015

Amor sobre ruedas.

Así fue como Narcisa conoció al bueno de Antonio. Él iba con su camión cargado de cemento para la obra cuando la vio haciendo auto stop. Pobrecilla, se dijo. Paró y la invitó a subir. Ella vio el cielo abierto y la puerta de la cabina. De un salto se encaramó en el asiento y con lágrimas en los ojos agradeció el detalle a Antonio, y es que la criatura llevaba dos horas de pie a la espera de que alguien se apiadara de ella y la llevase al pueblo, pero ni por esas, todos pasaban de largo sin reparar en su persona, y mira que Narcisa estaba de buen ver, que lo estaba, pero nada. Por eso se emocionó tanto cuando Antonio paró y la invitó a subir. Ya no pensó en separarse de él, de tal manera conquistó su corazón que aún no se ha bajado del camión. Ya hace treinta años y son felices. Paquita.