viernes, 26 de septiembre de 2008

Placeres adultos

A Cecilia.

De niño no lo entendía. Un marido que escribía versos a una esposa sin decirle que era él. Por qué no hablaban, cómo podían esperar. Lo comprendí más tarde, con el tiempo. Y descubrí la ilusión contenida en juegos de reinvención.

Ahora pienso en ella. Y como ella en su canción, tengo en las manos un ramito sin tarjeta, te miro y luego callas. Tengo en la boca unos cuantos caramelos de violeta, que trajiste de tu tierra y saben a flor. Y que calman lengua abajo, mientras ruedan, este poco de mal genio.

CHIVATOS

Era un asesinato más, ya perdida la cuenta, en el barrio rico de Chinchester. El mismo modus operandi. La misma rutina cada vez.

Interrogatorios. Los de siempre. Preguntas preestablecidas, prescritas en un formulario precioso. Y respuestas monosílabas o de poco recorrido. Las de siempre, puertas y ventanas cerradas.

Análisis de los hechos. Los mismos, en la comisaría central y única de Chinchester.

-Tiene que ser alguien que conoce bien el barrio, -dijo el teniente Luigi Chascorry-, alguien con acceso a las casas, que genera su confianza.

-Cada vez menos, respondió el comisario Maklankla.

-¿Cada vez menos confianza? –preguntó el teniente.

-Cada vez menos gente, cohone, -respondió Maklanka-. A este paso la población de Chinchester se extinguirá dentro de catorce meses justos. El índice de natalidad no cubre las bajas al mismo ritmo.

-¿Alguna compañía de reformas últimamente? –preguntó el comisario, como siempre.

-Claro, la Chascorry Reformed Pintures, SL, -seguro que es esa-, respondió el teniente por enésima vez.

A las dos horas, Horacio Chascorry estaba detenido, interrogado y encarcelado como sospechoso.

Hogar de Joana Chascorry, anochecido.

-¿Y tu hermano? ¿viene a cenar? –preguntó Joana, como cada noche, mientras ponía la mesa, para traer o no más platos…

Y ooootro asesinato, como si fuera esto una epidemia.

Interrogatorio y análisis de los hechos… repetición de rutinas. Archivo de documentos.

En las calles de Chinchester, el comisario Maklanka preguntaba a un operario de la empresa Chascorry Reformed Pintures SL.

-¿Qué opina usted de quién ha podido ser?

-Me huele que alguien en quien confíen los vecinos, -respondió el empleado, que no era otro que Horacio Chascorry libre bajo fianza-. ¿Hay algún policía que patrulle asiduamente estas calles?

-Claro que sí, -respondió el comisario-. Debe tratarse del teniente Chascorry, a quien hemos asignado la investigación de la ya larga cadena de asesinatos en este barrio.

A las dos horas, Luigi Chascorry estaba detenido, suspendido de empleo y sueldo, interrogado y encarcelado como sospechoso.

Hogar de Joana Chascorry, anochecido.

-¿Y tu hermano? ¿viene a cenar? –preguntó Joana, como cada noche, mientras ponía la mesa, para traer o no más platos…

Mientras, la última habitante del segundo piso de la calle Feeber, en pleno centro de Chinchester, asomaba la lengua azulada mientras caía estrangulada por la corbata del comisario Maklankla.

HAIKUS

Se duerme el mar,
tus ojos lo amanecen
llorando sal.

Primer sonrojo,
amor desconocido
y pétalos rojos.

Boca desnuda
de besos de verdad,
de amor sin duda.