martes, 2 de junio de 2009

La timidez de Alberto

Tenía las plumas más lindas del parque. Pero, cuando ella pasó, fue incapaz otra vez de enseñarlas, por puro pudor. Se jugaba demasiado para exhibir así, ante ella, todas sus cartas de una vez. Sentía que aún era pronto para desnudarse. Ella lo miró. Las patas le temblaron de repente. "Otra vez será", le dijo ella. Y los demás pavos iniciaron su cortejo. Él, abatido, hizo un esfuerzo y se acercó a una pareja de turistas. "Éste es mi ensayo: ahora o nunca", pensó. Y entonces mostró sus encantos. La tarde se llenó de color.

Al día siguiente, en un rincón del parque, ella volvió a aparecer. Pero tampoco pudo ser, no tuvo fuerzas: la cola no le respondió. "No pasa nada", le sonrió ella, nerviosa.Y, por arte de magia, su cola se desplegó.