miércoles, 19 de agosto de 2009

DESPEDIDA

Querida Diana:

Me quieres sacrificar, lo sé. Cualquiera que pisara en mi lugar se daría cuenta. No ha pasado la mitad del tiempo que concedes a tus trofeos de amor y ya estoy fuera de tu vida. No comprendo que seas tan estricta; quizá deberías dejar un margen para las explicaciones, quizá una segunda oportunidad. Pero respeto tu decisión.

De joven, hasta que me supe dentro de tu lista de amores no di sentido a mi vida. Y al recibir por fin tu carta –La Carta- hice mi equipaje y volé hacia la puerta de tu castillo, como todos los anteriores jóvenes del pueblo.

-Vienes sudando, chico, -me dijiste desde la sala al verme de pie con mi maleta vacía ante la puerta abierta por tu mayordomo, el guardián de tu reino.

Hoy, no me explico por qué, te he visto escribir la carta del siguiente justo tras haberme dejado cumplir sólo quinientos años en tu lecho.

¿En qué te fallé?, ¿qué fue lo que hice mal?

Antes de ver una señal de desdén en tu mirada, me voy. Sin reproches ni rencor, agradecido a la menor de tus caricias y con sólo quinientos kilos de oro en mis maletas. Es lo justo. No quiero nada que no me haya ganado.

Eternamente a tus pies,

Antonio.



PAREJA DE CAMPESINOS



He policromado esta figura de marmolina y le he dado un aspecto envejecido. Ha sido un regalo para mis papis. Una experiencia muy bonita.