domingo, 14 de diciembre de 2008

Las mudas del deseo

Lo mismo que París,
siglo tras siglo,
muda su piel de tela de comerciante,
yo mudo trajes de brillo
por otros de oscuridad.

Noches de cabaret
habitan mis entrañas, tinieblas
de humo y neón.

Cuando me entregues tu nombre
como antes me entregaste tu cuerpo,
como vestiste mis sueños,
como pintaste mi cielo.

Cuando me entregues tu nombre
te ofreceré un beso.
El beso,
el largo beso de la noche.

GRANDES ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS (I)

LAS CUENTAS CLARAS.

  Los Reyes del cólico van para Córdoba a pedir cuentas a Gonzalo, el Gran Capellán. Y como van para allá,  pues llegan.

 NANDI: A ver qué nos cuenta este muchacho.

SABELITA: Por lo que cuentan…

E.G.C.: Un único gran saludo para ustedes los dos, que me trae más cuenta.

 NANDI: Por la cuenta que te trae, cuenta, cuenta.

SABELITA: Ten en cuenta que venimos a echar cuentas.

E.G.C.: No sé a cuenta de qué se ponen ustedes así, a la defensiva.

 NANDI: Pues que nos han dicho que eres un pájaro de cuenta.

SABELITA: Se cuentan tantas cosas de muchos…

E.G.C.: Talmente. Esto se ha puesto hasta arriba de cuentistas.

 NANDI: Queremos saber el saldo de la cuenta que teníamos en Cuenca.

SABELITA: Y dónde está el collar de cuentas que te presté.

E.G.C.: Pues lo vendí por fin cuenta.

 NANDI: ¿Cómo que por fin,  cuenta?

SABELITA: Las cuentas claras, aunque el dinero no aparezca.

E.G.C.: Por fincuenta ducados, perdón que tenía un hueso en el diente.

 NANDI: Al grano, y descuenta de tu sueldo el collar.

SABELITA: Eso, que lo has vendido por tu cuenta y riesgo.

E.G.C.: Bueno, pues ahí van mis cuentas (comprueba que están abiertas todas las puertas mientras entrega libros y libros en blanco).

 NANDI: Entrega algo a cuenta, por lo menos.

SABELITA: De prisa, que yo estoy fuera de cuentas y me canso.

E.G.C.: Er… pues nada, nada, majestades, ustedes a lo suyo, que yo ya les envío el resto por valija diplomática. (Se escurre por el fondo, con suavidad).

 Ruido de caballos rápidos. Muy rápidos.

 NANDI: Nos la ha vuelto a dar, tenlo en cuenta para otra vez.

SABELITA: (Cuenta hasta diez para no decir barbaridades). Otra vez, Nandi, yo ya he perdido la cuenta.

 Se van los reyes, como han venido, sin una moneda ni un balance. Se llevan las Cuentas del Gran Capellán. A su salida hacia la Corte las carcajadas se oyen en toda la ciudad. Parecen tontos, nunca se dan cuenta.