jueves, 17 de octubre de 2013

Último recurso.



Melania María cortó anteayer con Luis Elviro, su vecino de enfrente, debido a las excesivamente frecuentes infidelidades de éste, un golfo sin paliativos y sin excusas ni imaginación para justificarse.
Ayer, Melania se recalentaba unos fideos con tendencia a la caducidad y mientras alguno dentro del cazo escapaba a la fosilización, le dio por mirar desde la cocina a la ventana de enfrente, la del dormitorio de Luis, un piso más abajo, con la que le unía una recia cuerda de marinero, profesión de su ex amante. Esa cuerda, dura y tensa, había enviado y reenviado tanto mensajes de amor como cestitas con flores y chocolatinas, además del propio Luis en persona, quien recogía la ropa seca, se la dejaba y se volvía un buen rato después aunque fuera sin la ropa.
Melania no tenía cogido el truco a su cocina y una columna de humo la atacó a traición. Tuvo que sacar la cabeza para respirar y sintió miedo al ver que apenas podía ver el patio. Se aclaró bien la garganta y pidió auxilio en un tono vibrante, agudo y creciente, que estremeció a todos los vecinos. Se avisó a los bomberos de que no era necesaria encender la sirena y un londinense de paso reconoció con nobleza que las nieblas de su Londres perdían en la comparación de visibilidad.
En un vistazo, Luis comprendió lo que había que hacer, pero las dos mujeres con las que yacía en la cama pidieron una lógica prioridad en ser salvadas del incendio pavoroso del que aún no se veían las llamas, pero quién sabe, dijeron.
Los brazos de Luis eran fuertes y cada uno sostuvo a una de las dos mujeres para deslizarse y llegar al suelo, pero justo antes de realizar la maniobra, oyó a Melania subir dos octavas el tono de sus gritos pidiendo auxilio. Miró hacia arriba y temió que el humo asfixiara a una mujer de grandes cualidades, quizá algo tendente a la exclusividad. Se dirigió a la ventana de enfrente y comenzó a subir a pulso por la cuerda pensando en el rescate, sin pensar en que ya llevaba los brazos ocupados por dos cariátides desnudas.
Era una emergencia. Melania reaccionó con rapidez y, sin pensárselo, describió a voz en grito una serie de posibilidades acrobáticas y picantes de verdad, que obtuvieron como resultado una sólida opción de tercer agarre de sus manos para que el cuarteto formado por ella y el trío inicial pudiera deslizarse hasta el piso de abajo y llegar al suelo sanos y salvos.
Los bomberos, después de girar la llave de la cocina vitrocerámica hasta la posición de “apagado”, pusieron el resto de sopa de fideos debajo del grifo, llevaron mantas para el/las que las necesitaban, hicieron un breve informe y se largaron.
Melania se sintió segura de pie en el suelo del patio y minutos después soltó su agarradera.
Luis salió  a saludar varias veces ante el atronador aplauso del público de la comunidad de propietarios que daba al patio.
Después, todos a su casa, poco más o menos.

Consejos y avisos (1).-


Bloque I. Para general conocimiento:
1.- Pensad, amigos, en que no sólo los astronautas pueden tener los ojos fuera de las órbitas.
2.-  Un popurrís:
2.a.- Si para decir que estáis callados necesitáis hablar, cometéis antiveritatis in declaratio, que está mal visto.
2.b.- Si para saber si alguien duerme tenéis que preguntárselo, vuestra probabilidad de recibir un alpargatazo aumenta horrores.
2.c.- Si a vos, Sissi, os preguntan si volveréis en sí tras un desmayo y respondéis que sí, yo diría que no, fíjate.

Bloque II. Avisos personalizados.
1.- Esto que sigue tiene aspecto pastoral, pero va dirigido en particular a José Julio Jaramago Gengibre, alumno de segundo de fisiotetapia (recuperación y cuidado de las paredes):
Haz revisión panorámica mental en 3D de lo que sé que hiciste el 24 de agosto, sin ir más lejos. Verás cómo, en la escena en la que silbas dos de a diez del monedero de tu abuela, surge una pequeña luz azul que apenas tintinea. Se trata de la alarma silenciosa instalada por la viejales, que mañana, cuando venga a casa porque le toca este mes, te molerá los lomos a palos de fregona.
2.- Para los matrimonios que se cansan del sexo antes de ponerse a ello:
Cuando, una tarde con ochenta y siete años cumplidos, queráis agitación sincronizada mutua, la Naturaleza os responderá que mohón y medio, que ya no son horas. Así pues, y sin más, poneos nada menos que al asunto, que los cuerpos, según se dejan de turgencias gratuitas, tienen ese no sé qué de puesta en marcha despacito la mar de simpático. ¿O es que todo el mundo suda en invierno sentado en el sofá?
3.- Aviso para doña Candela Brosyvelas, presidenta de la comunidad de propietarios de la calle Sellaoledoy número 2:
Por la ventana del bajo donde vivo, al patio de vecinos yo tiro lo que me da la gana cuando discuto con mi novio. Ahora bien, eso de que usted lo recoja todo y se lo guarde en casa, incluido mi novio, ni hablar. Esta misma tarde lo quiero de vuelta delante de mi puerta, con el juego de ollas y los jarrillos de lata.
4.- Llamada a don Rigolindo Pormayor, alcalde de Fuenteanillos:
Desde donde quiera que esté usted, mande usted la llave del gallinero, por lo que más quiera. Hemos querido entrar a separar a los gallos Dionisos y Kalesterio y no hemos podido. Hay un ataque de nervios masivo día sí, día también; los huevos no hay quien los ponga en su sitio y estos dos, embravecidos, se dicen de todo en cuanto uno de ellos se acerca a cualquier gallinita joven. Hay quien ha propuesto llamar a los antidisturbios, pero ¿queremos salir en los papeles? Esto es un caos, yo le pido por Santa Ala Picona que la próxima vez que tenga usted un aniversario lejos del pueblo, nombre un responsable de la granja municipal, porque no sé a dónde vamos a llegar.