martes, 4 de noviembre de 2008

FIDELIDADES.

-No sigas hablando de futuro. Lo nuestro no puede ser-. Ana hablaba mirando al techo.

La abrazó de nuevo con fuerza. Ella se dejó llevar y ahora pedía a su corazón toda la potencia para navegar. Quería volver a perderse…

Ana doblaba en edad a Luis, pero no en prudencia. Siempre salían a intervalos tras las citas, aunque no imaginaron sus encuentros vigilados. Se había abandonado al deseo, a cada hotel distinto,… aceptando que el riesgo venía junto a la explicación posterior a Jorge. Luis salía después; se quedaba viéndola marchar andando o en taxi.

Ana bajó a beber algo a la cocina y encontró a Susana. No había grandes charlas entre ellas. Se saludaron con cualquier rito de besos al aire. “Es muy mayor para ti”, dijo Ana con su vaso a medio llenar.

Luis llegó muy tarde. Abrió la puerta y vio a Susana, que se acercó con el gesto ya hecho del dedo en los labios. En voz baja, Luis quiso saber si ya se había atrevido a hablar con él. “Es muy mayor para ti”, le dijo, sorprendido ante la carcajada violenta de Susana. “Es tarde y mañana tengo trabajo. ¿Lo harás mañana?” Susana respondió que sólo ella había planteado hablar de ruptura, mientras que él no era capaz. “Hablaré con ella mañana, no te preocupes”, le dijo. “También ella es muy mayor para ti,” dijo Susana.

Las tarjetas de crédito constituyen un servicio de las entidades financieras a sus clientes, basado en una buena consideración hacia éstos; suponen el pago sin dinero efectivo, mediante transacción electrónica, y existen varias modalidades en la amortización de las compras realizadas con ellas en los distintos servicios o establecimientos. A saber:

Se puede pagar al contado, a plazos o según un porcentaje. También se puede pagar en un día fijo del mes siguiente. Sólo hay que comunicarlo formalmente al banco o caja que  la concede.

Se reciben los extractos bancarios informativos de operaciones de tarjeta en la casa del matrimonio de Ana, su hija Susana y Jorge y su hijo Luis.

-Ana, esta factura de hotel de tu tarjeta Pisa, del día diez, es posterior a que me juraras que cortabas con Luis.

 -Y tú, aún pagando al contado en el hotel, no tienes otra ocurrencia que cargar en tu PanterCard, al mes siguiente, toda la ropa interior de Susana. Es de risa.

Camaleón Chipionero