domingo, 24 de mayo de 2009

"Desalada"

He abierto los ojos y me he visto envuelta en esta luz cegadora que me aterra.
He despertado, tengo miedo y me siento perdida.
No recuerdo nada más que una sensación extraña y hasta entonces desconocida:
el vacío bajo mis pies, el peso de la gravedad; caer, caer y caer… hasta llegar a esta inusual verticalidad.
Sobre mi cuerpo tendido en el suelo no he encontrado más que el frío y la desnudez rodeada de un halo blanco y tímidamente brillante como algún elemento vivo, no sé cual, que está a punto de extinguirse, de apagarse…
Me he arrepentido de tocarlo pues, al hacerlo, se ha desprendido de mi piel con la fragilidad de las escamas de las alas de una mariposa. Sólo puedo seguirlo con la mirada en su ascenso, acompañando al aire. Un pensamiento me dice que debiera flotar con él pero la realidad es que no lo hago, no puedo.
Aquí, ahora, sólo tengo un rastro azul entre mis párpados y, entre mis manos, algo que aun no comprendo de qué es vestigio.


Para Mercedes Velilla. Ella de sí misma dijo que su corazón estaba lleno de sombras

y lo que no sabía es que estaba tan lleno de la luz que irradian esos entes celestiales

que le era imposible abrir los ojos con facilidad para verlos a todos.