miércoles, 30 de abril de 2008

CONCLUSIONES

Ya no esperaré ansiosa la inspiración cada atardecer; toda hora es digna de ser deseada; cada hora posee el don para sorprender.

UN POEMA ME MANDO YO

Un poema me mando yo, impasible,

hacer con cuatro ideas desbocadas,

verso en rima y una estrofa medible.

Y palabras en desorden y gastadas.

 

Sé que ando sin luz y sin fusible,

que el ripio me prepara una emboscada

que no hay alternativa, no es posible.

Que no tengo la salida preparada.

 

Yo persisto, diciéndome invencido

y le grito al azar no se detenga

que el caos es preferible a estar perdido.

 

¿Hay por ahí un verso sencillo que contenga

el final que necesito comprimido?

¡Que se venga,  antes del fin!, ¡venga!, ¡¡que vengaaaa!!.

 

PREFERENCIAS


Prefiero la ola que me arrasa, que me empuja hasta la orilla. La prefiero a esas otras aguas, cálidas y serenas que me ofreces y en las que por inercia ya, me sumerjo cada noche, en cada sueño. Inercia que me gana la batalla de soñar, a la espera de la violenta ola. ¿Lo arreglaremos despiertos?

CUENTOS PARA DORMIR BIEN


Me enseñaron a quererte como a un verdadero padre, y de esa manera fue durante mucho tiempo; pero hace algunos años comprendí la estupidez de mi absurdo sentimiento, ante la injusticia de que hubiera gente sin padre y yo disfrutase de dos.

Antes, estaba tan en las nubes que casi podían hacerme cosquillas tus milenarias barbas; ahora… que le vayan a otro con el cuento de que sólo necesitaste, para montar este escenario, siete bien aprovechados días.




HÉROES DEL VOLANTE.

Yo sujeto con diez dedos el volante:

Por mi vida, te aseguro que lo aprieto;

burla burlando van tres de delante

y el que conduce también, todo el cuarteto.

  

No conciben, por lo visto, ir despacito,

a menos de doscientos como pronto;

gritan (nadie sabe hablar bajito)

por decirme que ir así, es ir de tonto.

 

Y los veo parados, de repente,

con señales de trompazos en la cara;

con un poste han ido a dar frente por frente,

su coche, como es lógico, se para,

y adelanto casi andando, finalmente.

 

¿Moraleja quieres tú? ¿Aún no es bastante?

¿Tienes medio kilómetro de vendas

y es preciso soltar explicaciones?

Hay que ir más despacio (llegas antes),

conducir con prudencia por las sendas,

y tocar algo menos... los claxones.

 

PUEDE SER.

¿Un te quiero? ¡Puede ser!

!Puede ser que me falte un te quiero!

También puede faltarte un lucero

una noche, pero...

siempre,

siempre tienes el amanecer.

lunes, 28 de abril de 2008

MICROHISTORIAS.

El califa Ahmed Ico Delseg Uro, sultán de Mushamalalesh, tenía tan mal genio que, siguiendo los consejos de su buen emir Esheme Lamet Iodobláh, decidió cambiar la lámpara. Le devolvieron el dinero.

 

La bruja Piruja de la Cartuja, una granuja, le dio al príncipe Servando Blado una manzana para curar la halitosis. El príncipe, especialista en digestivo, le recetó dos cucharadas diarias de Huelefresh y mejoró. Pero le pidió que dejara de pagarle con manzanas.

 

En Catatonia del Sur, allende los Andes, se vivía una angustia grandísima al levantarse por la mañana por una maldición del dios gordo Pantxaintxa. El director general de “arreglos y soluciones” emitió una orden que mandaba levantarse sólo por la tarde. El dios se hizo ateo.

 

En las aceras derechas de Rusia, no se podía bailar casi nada que cantara el bisabuelo de Tom Jones. El tercer hijo de Vladislav Pacharenko, Vania, hizo cruzar calles a todo el que no era capaz de iniciar una mínima danza. Así les hizo ver que lo que para uno era ser de derechas, para otros, los de enfrente, era lo contrario. He aquí por fin el origen real de la Revolución Bolchechicle. 

-¡Rufus, el té!

El gol se celebraba tras el mágico regate. Pero Rufus corrió hacia la banda, donde su madre le esperaba con la tacita humeante.


Haiku

Solo un roce
mil mariposas vuelan
te encontré.

domingo, 27 de abril de 2008

SEVILLA, POESÍA Y TEATRO

El viernes, después de acudir al encuentro poético al que Inma nos había invitado en San Luis de los Franceses y de dejarme enamorar de nuevo por las calles de nuestra ciudad (estaba preciosa e invitaba a pasearla, a recorrerla sin prisas, sólo con el deseo de fundirnos con ella), fui a ver una obra de teatro, "Mentiras, Incienso y Mirra".
En la obra, con una puesta en escena sencilla y sin grandes pretensiones, el ir y venir de los personajes, sus monólogos, sus diálogos vivos e incisivos, su arrancarte la risa con aquellas escenas cotidianas y familiares, disfruté muchísimo. Cada día me gusta más el teatro, esa cercanía, ese casi tocar a los personajes, ese estar ahí en el escenario junto a ellos. Creo que una buena obra de teatro te hace sentirte bien y dormir mejor. Y si le añadimos una buena compañía con la que compartir lo vivido, mejor que mejor.
Os invito a verla si podéis. Os reireis un rato y en estos días que vivimos, la risa es un bálsamo para nuestras heridas (parafraseando a los autores antiguos).

sábado, 26 de abril de 2008

Dios

No sé en qué momento del camino
perdí aquella fe inquebrantable
que unía lo humano y lo divino
como algo para mí incuestionable.
De alguna forma te palpaba
fuiste faro alto en mi camino
fuerza que ayudaba a levantarme
cuando las adversidades
aparecían en mi destino.
Quizás, hubo un punto de ruptura
del cual, tal vez me sienta responsable,
atormentada busco un pegamento
que pueda unir las dos mitades.
Tengo la certeza de que existes
puedo contemplarte en la distancia
soplo de vida en el infinito
aire que refresca la esperanza.
Incluso puedo sentirte a mi lado,
y en los otros…
Más cuando necesito tu mirada
la razón y el egoísmo te difuminan,
la vanidad y el orgullo te empañan…
tan solo queda lo eterno
y aquel recuerdo
preñado de añoranza.
Lucho por Ti,
quizás no suficiente
rezo, implorando no perderte
hoy no me planteo grandes gestas
me conformo tan solo con “saberte”.

PRUEBAS FÍSICAS (II)

En el Estadio Olímpico de Sevilla, veintiséis aspirantes a cuatro plazas para estudiar Educación Física afrontan el examen de selección. Segunda prueba. Los cincuenta metros lisos.

Sin descanso, los opositores se dispondrán a ejecutar una carrera corta, explosiva y sin nada por delante, dice el altavoz.

Carlos E., de Cádiz, ante el mensaje, pretende matricularse en cohetería fina y petardos, pero no le dejan. Una vez que se entera, empieza a correr y da gusto verlo. Por última vez le advierten de que su estilo, libre y elegante pero de perfil, no resuelve bien el problema con la forma en que está hecha la pista. Vuelve a la salida y termina los cincuenta metros lisos a pesar de tener el cabello rizado natural.

Luis M., de Utrera, recién salido de la ITV, sale como una exhalación al escuchar el disparo y se lanza tras unas vallas, desde donde lanza una granada de mano, diciendo “¡venid a por mí, si sois capaces!”. Una muchacha de la organización lo saca de nuevo a la pista y le promete que hará “¡pum!” con un ruido con la boca, para que no se asuste. Luis acepta y corre bien los cincuenta, añadiendo doce metros que corren gratis por su cuenta, generoso como es y sin rencor.

Alberto P., de San Fernando, necesita estímulos. Considera suficientes los tres doberman a los que sueltan las cadenas y sale de estampida. En el kilómetro siete de la Nacional IV alguien consigue detenerle jurándole por sus muertos que los perros están ya amarrados. “Y con cadenas grandes”, añade el que ha ido a buscarlo.

Jaime F., de Sevilla capital, no quiere saber nada más que la dirección hacia la que enfilar. A él, sin gafas, no tienen nada más que decirle “tú hacia delante, chaval” y empieza hasta que un muro o algo más blando le pare en su afán de correr como el viento. Como lo menos duro que hay es la niña de la organización, en cuanto que percute contra los airbags de serie se queda allí un rato, agradeciendo la calidad de las instalaciones.

El resto, hasta los veintiséis, llama desesperadamente desde dentro del autobús, aunque con poca cobertura. Los jueces dicen “sí, sí, ya me hago cargo”, pero mienten, porque dicen que las pruebas sigan y que a los del autobús les va a caer un puro por faltones, guasas e irresponsables. Que él en concreto, el jefe de los jueces,  no se da un madrugón para que veintidós niñatos no valoren su trabajo. Y esto último lo dice en voz alta, para que el del móvil lo transmita a sus compañeros de aventura y ausencia.

viernes, 25 de abril de 2008

EN EL GLOBO.

-Lalo, estate más atento. Que hay mucho viento.

-No me llames Lalo, que me pongo malo.

-Ay qué curioso, Lalo, todo lo que decimos rima. Yo lo veo muy bien.

-Encasni, échate para la derecha según se mira al sol. Que nos vamos a caer.

-¿Padonde dices, guapi?

-Para abajo, a donde va a ser.

-¿Pero no era a la derecha?

-Siii, échate a la derecha, para que no nos vayamos para abajo.

-Oiggg, qué indeciso has sido siempre en la vida, Lalo.

-Como me llames Lalo, me afeito las cejas, Encasni.

-Oicccchhhh, no te me pongas enfardado, que no es para tanto.

-No haber soltado la cuerda, Encasni, si nosotros íbamos en el avión. Este globo era para dos meteorólogos.

-¿Manque no eres capaz de repetir esa palabra otra vez sin atrabagantársete en la epiglosis?

-Quédate a la derecha.

-Pues bueno, pero se me ha pasado por la meninge imaginante que aquí arriba bien podríamos ensayar posturas inicuas y acrobostáticas, ¿o a ti no se te ha ocurrido, Lalo?

-No me llames Lalo.

-Y este tapón negro ¿para qué sirve, Lalo?

-Para que, como ves, vayamos cayendo en vertical, sin que nadie conocido nos espere en medio de ese lago de medio metro de profundidad.

Choffff

-Ay, Lalo, qué bien que hayan puesto en todo el canasto una bolsa de plástico de Galerías Lagracia, porque no me mojo nada los zapatos nuevos de charol.

-Pues yo que me alegro, Encasni.

-¿Tú crees que vendrán a buscarnos?

-No, la verdad, hoy seguro que no.

-Pues digo yo, que ya que no salimos volando por falta de aire, ni nos hundimos por falta de agua, al menos aprovechemos el tiempo entrenando, que luego, el día de la boda, todo es improvisar y darse golpes con los codos en los riñones, al cambiar muy deprisa y a oscuras.

-No, si bien mirado, tienes razón. Pongámonos allá.

-Ay, Lalo, lo que me gusta que estemos de acuerdo.

-No me llames Lalo… 

jueves, 24 de abril de 2008

Dios en la poesía

El viernes 25 de Abril a las 18,30 de la tarde en la iglesia desacralizada de San Luis, hay un recital poético titulado "Dios en la poesía" organizado por "Noches del Baratillo". Entrada libre. Participo con un poema

ESPERADO REGALO NAVIDEÑO


Pensaba que quizá el tiempo se encargaría de ir borrando de mi memoria los amaneceres más dulces; que el frío de diciembre congelaría las suaves madrugadas que ya me has dado.

Pondré el árbol grande, con todos sus adornos; llenaré de luces la casa, por si se te ocurre volver. Imaginaré que el mismo autobús que un día te trajo hasta mí, volverá a dejarte en la esquina de mi calle y te veré bajar como aquella tarde, cuando te vi por primera vez, con tu cuaderno en una mano y tu eterno cigarro en la otra.

Nunca imaginé que te echaría de menos como lo hago hoy; nunca, que te soñaría tantas y tantas noches bajo esa camisa que tan bien sabía envolverte, que me brindaba tus formas de delirio y que con impaciencia, alguna vez desabotoné, emocionada, como quien tira del extremo del lazo que anuda al esperado regalo. Desabotoné con sumo cuidado, cada uno de todos esos guardianes, alineados en una fila inacabable, hasta que tu piel quedó expuesta a mis ojos, a mis manos, a la merced de mis intenciones.

Sabíamos que los remordimientos vendrían justo después, pero en ese instante contaban tus ojos y los míos, contaba tu boca, que me buscaba teniéndome, y que aún así, volvía a buscarme; y la mía que generosa premiaba tu empeño. Contaban tus brazos, que me recibían a modo de trampa, de la cual ni podía ni quería liberarme.

¿Qué demonios harás ahora? ¿Por qué sin mí ? ¿Por qué, si sabemos que no? Que sin ti yo no, y que tú sin mí ya no; no, después de habernos tenido así.

Saboreaste mi cuerpo una y mil veces, y bien sabes que podrías hacerlo mil veces más. Aún me parece tener tu aliento en mi oído; aún creo que es tu calor el que me recorre, el que me despierta vibrando todavía. Y sigo sintiendo tu lengua rendida, acariciando mis senos, que se desbordan, lamiendo mi vientre que se impacienta, recorriendo mi espalda, que se estremece; que buscando un lugar a salvo donde ésta muere, acaba por encontrar un mar oculto, un océano de sensaciones por el que navegar libremente, a su antojo, acompañada de tus labios, que me inquietan, me agitan, me enloquecen sin piedad, hasta robarme las fuerzas.

Ahora sólo espero un ruido leve en el portal, y tus pasos que lo atraviesen, que descansen en el umbral un breve instante (el suficiente para encontrar la llave). Sólo espero oír la puerta abrirse y tus pasos acercándose hasta mi cama. No te preocupes si es tarde, sabes que nada me importa; sólo quiero que esto ocurra esta noche (son especiales, dicen, las noches de Nochebuena).

He dejado encendidas las luces del árbol para que iluminen el pasillo. Sé que vendrás hoy, lo sé; esta noche sí, y compartiremos tanto, tanto, que seremos un sólo cuerpo, un solo fluido. Y, por favor, mañana cuando te vayas, (porque te irás, también lo sé) aunque yo duerma, despídete con un beso que endulce mi amanecer. ¡Ah!, y no olvides en el suelo tu traje rojo y tu saco, y tu gorro, y el cojín; y te prometo desde ya, que durante el año seré buena, para recibir el próximo diciembre, tu esperado regalo navideño.

CRITICÓN.

Te protege la pereza,

te escondes de los artistas,

y no asomas la cabeza

al escribir, con bajeza,

tus críticas en revistas.

 

A todo pones reparos,

y a todos hallas defectos:

Al cine por los efectos

a los pintores, por raros

y al  poeta por  selecto,

de versos que, siendo claros,

para ti son imperfectos

 

Si no te pide consejo,

cualquiera rama del arte

la maldices y abandonas,

negando su luz, reflejo,

de la parte del espejo

que no refleja tu parte.

 

Escritor de gacetilla,

torero televisivo,

cantante a lo más de ducha,

que ni a dios ni a diablo escucha,

considerando incisivo

su comentario cotilla.

 

Aprende y mira al pintor,

y a su mundo de colores;

pégate al compositor,

y métete en su canción.

Y acercándote al poeta

a dudas y resquemores,

 encontrarás solución;

 

Ya verás la voltereta

que te pega el corazón.

 

 

miércoles, 23 de abril de 2008

PRUEBAS FÍSICAS (I)

En el Estadio Olímpico de Sevilla, veintiséis aspirantes a cuatro plazas para estudiar Educación Física afrontan el examen de selección. La primera prueba, lanzar un balón medicinal.

Primera prueba. El balón medicinal según se anunciaba al final del párrafo anterior.

Carlos E., gaditano, supone mal y envía contra los jueces, aunque con delicadeza, una pelota de casi cuarenta centímetros de diámetro llena hasta reventar de aspirinas, desinfectantes y vendas. Queda eliminado en principio. Después de consultar a los jueces, su buena intención le permite obtener la puntuación mínima y puede continuar con el resto de las pruebas.

Luis M., de Utrera, coge el balón, se lo echa a la espalda, cae poquito a poco hacia atrás y se queda doblado en un arco formidable, formando el clásico “puente”. Se le hacen fotos y, pocos minutos más tarde, es conducido a un conocido taller de chapa y pintura con experiencia en estos casos.

Alberto P., de San Fernando, trae navaja y la usa bien: Advierte que sus amenazas no son papel mojado y cumple lo dicho; de un solo tajo deja al balón con la mitad de la arena dentro, que sustituye por papeles mojados, que pesan el doble, el muy imbécil. También se cae para atrás, pero sin doblar.

Jaime F., de Sevilla capital, viene sin gafas y abraza a todo el mundo. Cuando imagina, erróneamente, que lo que tiene entre manos es el balón medicinal redondo y pesado de la prueba, lo lanza. Con relativo éxito, pues el juez federativo Don José P.D., bajito y rechoncho se levanta y le concede una puntuación muy baja al haber caído fuera del foso de arena previsto. Después le da una patada en el estómago y le entrega el balón correcto. Jaime, desfondado, le pide, al menos, una graduación gratis. Le dan un vale; por fin,  su lanzamiento es bueno, pero no como para tirar cohetes.

El resto, hasta los veintiséis, no ha conseguido salir del autobús que los traía desde el centro de la ciudad. Los jueces no dan crédito a que en Sevilla se hayan creado baches de seis metros de profundidad en menos de tres meses. Y es mucha casualidad que sea el autobús este, precisamente este, el que se haya caído dentro. “Los que no estén, no están, no puntúan y esto es lo que hay” se lee en el acta, junto a un sudoku.

martes, 22 de abril de 2008

LLAMAN A LA PUERTA

Llaman a la puerta.

-Buenas, que venimos a por lo de la orgía.

-Pasen, pasen ustedes.

-Vengo con dos equipos. Uno de sado maso y el otro más normalito. Usted dirá.

-Pues me quedo con los dos. Mis hermanas son muy variables.

-En la salita montamos el tenderete. ¿Y su marido?

-Está al llegar. Hoy sale más temprano de la oficina.

Llaman a la puerta.

-Hola, Kiti, hola Mirandita, hola Purrusalda. Id desbolando el cuerpo que los del club de Penis están ya organizándolo todo. ¿Y Socorrito?

-No ha podido venir. Tenía bacanal en el Ministerio con los compañeros y le daba cosa dejarlos allí plantados.

Llaman a la puerta.

-Hola, tesoro, ¿qué tal la oficina?

-Fatal, fatal; Fernández se ha pillado el meño con la cremallera y hemos tenido que llevarlo a urgencias. Ya estamos hartos de decirle que deje la parte de abajo del chándal de la chica de la limpieza, pero nada. ¿Cómo va todo por aquí?

-A punto. Mis hermanas están listas y el ambiente preparado. ¿Empiezas tú hoy con el látigo, o lo dejamos al azar?

-Mira, yo estoy pendiente de una llamada para cerrar el trimestre. Empezad vosotras con los del club y, en cuanto llamen de Contabilidad, me junto.

-Al final, te vas a coger frío.

-No te preocupes, mujer, si yo con cualquier cosa me apaño.

-Pues ahora vuelvo. Vamos allá, niñas. Chicos, al salón.

Parriba, pabajo, pa un lao y pal otro. Que si muerdo, que si ojú, que si vaya, vaya, pero bueno, uy qué bien, qué bien. Perdón, póngase usted a un lado. Qué interesante. Esto es nuevo, ¿verdad? Sí, señora, de Hamburgo lo traigo. Uyuyuyuyuy, que bien resuelve usted. Sin morder, sin morder. Gracias. Pues llevo dos. Pues yo tres. Pues yo tengo el día saleroso y con este ni me acuerdo. ¿Y tu marido? Sigue con la contabilidad. A ver si se lo va a perder, que todo esto era por él, hija, llámalo. ¿Molesto señora? No, siga, siga, que está muy bien. Pues no, déjalo, que le gusta terminar las cuentas. Seguro que se pasa al final. Míralo, aquí está, y con lo mismo de siempre, en cinco minutos ya está listo. Pues nada, todos contentos.

-Aquí tiene la factura, señora.

-Muy bien de precio; tenga usted.

-Por favor, señora, si es el doble.

-Se lo han ganado ustedes, tan atentos.

-Encantado de atenderles.

-Pero ¿no se visten antes de irse?

-Madre mía, como que cuando uno trabaja así de a gusto se olvida de todo. Ya está. Muchas gracias y buenas noches.

-Tesoro, ¿qué quieres cenar? Y vosotras os quedáis también ¿no?

-Ufff, qué va, tenemos madrugada en Culofan, un antro precioso que inaugura hoy la prima Mirina, en Utrera.

-A mí me coge mal, prefiero quedarme. Que os divirtáis.

-Adiós, muac, muac, muac. Y dale un beso a tu marido. Y que no trabaje tanto.

lunes, 21 de abril de 2008

FINAL DE SUEÑO

El campeonato mundial se celebraba a lo largo de dos semanas.

Manuel V. había entrenado todos los días, en sesiones de tarde y noche hasta mucho después del amanecer, sin límite de tiempo, y se encontraba pletórico, lleno de confianza en sus posibilidades. Partía como favorito, pero sin presión alguna.

De hecho, dueño de una técnica depurada, pasó a la final sin despeinarse, gracias a no mover prácticamente nada la cabeza en las pruebas clasificatorias.

Llegó el gran día y allí estaban los ocho finalistas: jóvenes llenos de vida, representantes de su generación, venidos de continentes distintos, climas dispares; más con ritmos vitales muy parecidos. Entre ellos, Manuel V.

El juez dio la salida con un sonido de interruptor de luz de una salita de estar.

Manuel V. se acostó con las zapatillas puestas, pero se durmió el primero. Tal y como estaba previsto en el reglamento, su madre vino a quitárselas sin que se despertara. Por la megafonía se le oyó decir “¡este niño, qué despistado es, por Dios!”. La salva de aplausos maternos fue atronadora.

Pasaron las horas y la emoción crecía. Un venezolano, Tadeo Nombrado, se revolvió en la cama, quizá con pesadillas, y se cayó por el lado izquierdo. Dos muchachos más, por culpa de los malditos refrescos de cola, se tuvieron que levantar a hacer pis. La verdad es que llevaban un rato despiertos y el público los abucheó a ritmo de nanas al ponerse el batín y sentarse para desayunar.

Dos norteamericanos, uno blanco y el otro también, picaron con un mando a distancia de una tele cercana para hacer zapping con cortes publicitarios, los que dan antes de las noticias de la mañana. Con un feo gesto del móvil, encargaron en directo varios productos en oferta.

En el tramo final de la final de tumberío abierto, a eso de las dos y media de la tarde, Manuel V., un finlandés y un sueco eran los únicos dormidos todavía.

Manuel V. había trabajado las siestas como nadie. Se notaba en el subir y bajar de su barriga: No tenía miedo a despertar sobresaltado. Y fue su gran experiencia en levantadas a gritos justo antes de las comidas lo que le dio la victoria: El sueco y el finlandés, en cuanto sonaron gritos de “¡sinvergüenza, vago, tunante, ¿a qué hora has llegado, seguro que borracho perdido?!”, hicieron por resistir, pero el levantarle las persianas y abrir los párpados fue todo uno.

De todos modos, se presentaron en pijama, cada uno sobre un colchón, a recoger las medallas de plata y bronce y la ovación fue de locura, rugiendo todo el estadio.

Manuel V., al día siguiente, con el cuerpo descansado y el estadio vacío, recogió en correos su medalla de oro al sueño. La guarda en un lugar seguro: debajo de la almohada.

El collar de estrellas (para niñ@s)

Me perdí buscando estrellas
buceando en el mar
sus reflejos en el agua
me supieron engañar.
Quería coger poquitas
para hacerte un collar
que brillara como el cielo
que oliera como la sal.
Menos mal que una tortuga
muy grande, descomunal
me recogió desde el fondo
me trajo hasta mi portal.
Ahora ya no busco estrellas
tan falsas como bonitas
quiero cantar canciones
que escuche la tortuguita.

HAIKU


En mis tinieblas

las sombras son estrellas

que me acompañan

domingo, 20 de abril de 2008

La última

Siempre me queda una, y a mí que me gusta tomarlas de dos en dos, tengo que esperar hasta poder comprar otra caja. Pero no puedo esperar.Es domingo por la tarde. ¿Me la tomo? La vuelco, la saco, la palpo, pero nada, sigue siendo una. Creo que la partiré en dos, y de ese modo… ¡zas! ¿y ahora dónde está? No puedo creerlo, perdí mi última juanola. Hoy no podré dormir.

sábado, 19 de abril de 2008

El buscador

Y buscaba y buscaba… Y seguía buscando la manera de no quedar siempre por inocente, por simple, pero parecía imposible. Al fin y al cabo siempre sería el menor de doce hermanos.

viernes, 18 de abril de 2008

COMO SI FUERA HOY.

Diciembre de 1967.

Yo mi apellido mi apellido, veo en un escaparate un juego de ajedrez cuyas piezas representan figuras humanas, reina, rey, ministros, caballos encabritados y torres preciosas.

Me quedo embelesado y pido a los Reyes que me lo traigan por Reyes, valga la redundancia.

Se acerca el día de Reyes y hago pasar a Mi padre mi apellido primero  su segundo apellido por la tienda donde se vendía el ajedrez. Ya no está. Mi padre mi apellido primero  su segundo apellido me mira, se encoge de hombros y me dice que así es la vida. Me encojo de hombros yo también, para no ser menos.

Llega el día de Reyes y nos levantamos como ardillas, los cuatro hermanos, mis tres hermanas mi apellido mi apellido y yo mi apellido mi apellido.

Intento hablar durante un rato pero no puedo. En una butaca de la salita, marrón, brillante, está el tablero con todas las piezas situadas, esperándome.

Mi padre mi apellido primero su segundo apellido me mira, se encoge de hombros y me dice que así es la vida. Me encojo de hombros yo también, para no ser menos. Mi madre mi segundo apellido su segundo apellido, sonríe.

Hace sesenta años de aquello. A ver si el Alzheimer tiene cojones de quitármelo de la cabeza.

Editorial Abril

Una buena amiga, me regaló hace tiempo un bonsai de hoja perenne. Era precioso y lo puse en un lugar privilegiado del salón. Mirar un bonsai es como trasladarte momentáneamente a un campo abierto lleno de paz y tranquilidad.
A lo que iba, lo cuidé con esmero. Me compré un libro para seguir sus consejos, y aún así el bonsai empezó a perder brillo y al poco empezaron a caer sus diminutas hojitas. Lo trasladé a la cocina donde hay más luz, pero el pobre cada vez parecía más un árbol que tímido, hubiera enterrado su copa en el suelo, enseñando solo las raices.
En Navidad mis hijas le pusieron guirnaldas para adornarlo un poco. En febrero, y ante su muerte inminente lo subí a la azotea y lo coloqué a la sombra de una frondosa maceta. No lo regué.Allí quedó olvidado un par de meses. Sólo la poca lluvia y el riego por goteo que sobraba a la maceta obraron el milagro. Cuando subí el otro día estaba lleno de yemitas nuevas y me dí el alegrón del día. A veces solo hay que dejar obrar a la naturaleza y ella nos renacerá en cada primavera. Escribid mucho, leed y dejáos influir por este precioso mes de abril. Inma

INNECESARIO.

Serguei Godfrensko, junto a sus compañeros Otto Lamprievesptein, Mattías Brogtritres y Karl Gagoflatblo, se pasaron la tarde buscando excusas para no invitar a su recién llegado compañero de oficina al cumpleaños del jefe, Sigfried Ataklestat. Pero no fue necesario: Con lo que le escupieron al presentarse y decir su nombre, el nuevo, un tal Gómez, se sintió incapaz de acudir.


Amaneciendo

Tus manos acarician

mi pensamiento

martes, 15 de abril de 2008

SIN TIEMPO

La mujer se despertó con un olor agrio a goma quemada; se levantó y abrió la ventana: Madrid ardía por los cuatro costados. Volvió a la cama.

El hombre hizo mal en moverse: Una de tantas balas arrojadas al fuego entró sin romper ningún cristal para alojarse caprichosamente cerca de su corazón.

-Tardaré en morir –le dijo a su mujer, que no quiso levantarse más.

No insistió en hacer el amor como póstuma hazaña. Por lo visto, bastaba con la última de minutos antes.

Su sangre caía hacia dentro, donde el humo negro conquistaba todos los rincones. No quiso tapar la herida.

-Abrázame -dijo la mujer desde la cama.

-Ven tú, es más fácil, yo ya estoy sin tiempo -dijo él.

Pero ella no quiso levantarse más.

Fuera, sin que nadie pudiera evitarlo, se abrían otras ventanas para que el humo y las balas ocuparan los espacios libres.

lunes, 14 de abril de 2008


Te miro quieta

De tus olas espero

caricias nuevas


La noche deja

en el rocío el llanto

de las estrellas

domingo, 13 de abril de 2008

LEGALIDAD.

 

Juan Antonio Landa fue el primero en pararse a mirarlo. Al día siguiente vendió sus propiedades y nadie volvió a verle.

Después fueron Diego Mora, Pablo Solé y Arturo Miralles, por ese orden, quienes se detuvieron a leer el cartel para desaparecer al día siguiente sin dejar nada que les recordara.

El alcalde tenía miedo; no se atrevía a pasar por el centro de la plaza del pueblo, junto al pilón, donde habían dejado clavado el papel sobre la estaca de madera. Él también era soltero, pensó, como todos los que se habían parado a mirar, así que mandó a Elena Valle, su concejala de Urbanismo casada y madre de familia, a leer el cartel. Cuando volvió al despacho del ayuntamiento, Elena ya llevaba su maleta hecha y un cheque en la mano producto de la venta de su casa, una de las mejores del pueblo.

Aquello era más grave. Nadie parecía estar a salvo.

Un gañán bravo, Tomás Del Horno, cogió un trapo para tapar el cartel. Pero en el último momento, envalentonado, quiso leerlo. El trapo quedó tirado en el suelo y Tomás, llorando, se montó en su coche con rumbo a la capital una hora después de haber firmado la venta de todo lo que tenía en el pueblo.

En una semana no quedaba ningún vecino.

El alcalde, temblando de miedo, me llamó al bufete.

-Ayúdame –me dijo.

Con un hacha enorme me acerqué al cartel por detrás, para que no me atrapara, y no caí en la trampa de mirar a los cristales de unos coches cercanos, ya que me obligarían a una lectura al revés, y por tanto más atenta. Pero me sorprendió un charco  de agua cristalina, donde pude leerlo reflejado y volví a ver a mi amigo el alcalde para decirle que le había fallado.

Al verme con el cheque en la mano, se sorprendió de la buena venta de un descampado, lo único que me quedaba en el pueblo, y que valdría como cochera, no mucho más.

El alcalde fue el último en buscar las escrituras de su casa y hacer las maletas.

De regreso a la capital, me crucé con Satanás que conducía un cadillac rojo del 54, con el asiento de atrás repleto de documentos de propiedad.

-Vengo del catastro –me dijo.

Yo ya había oído que pretendía adueñarse del mundo, pero no pude hacer nada: Actuaba dentro de la más estricta legalidad.

 

SEGUNDO.

Adoro las carreras tácticas, donde la cabeza cuenta tanto o más que los músculos. En la de ayer, sonó el disparo de salida y, sin pensármelo, me coloqué segundo. Eran diez vueltas. Cogí la referencia del primero, el dorsal, y no miré atrás. Desde entonces, sólo pensar en adecuar mi ritmo al suyo. La zancada, la respiración…

Sonó la campana. Última vuelta.

El esfuerzo era máximo, pero me resigné a ver cómo el que marchaba primero se iba hacia la meta como un cohete.

Detrás, a los quince segundos, llegué yo. Subcampeón. Segundo.

Por los altavoces, sonó el nombre del primero, el gran Segundo Amaro y la ovación al recoger su medalla de oro.

En el segundo escalón, me subí yo, Hilario Segundo. También recibí muchos aplausos.

Me encantan las carreras con dos participantes.

SEGUNDA OPORTUNIDAD

Aquel niño era yo, y tenía siete años; sólo que vuelvo a andar el camino para evitar lo que entonces no pude.
Ahora, en mi cunita, mi madre me observa recordando al que fui, sin saber que soy.
Esta vez, mamá, te lo prometo; me mantendré alejado del pozo.

EXPOSICIÓN
"UN CUENTO ILUSTRADO"

Quiero invitar a todos a visitar la exposición que tiene lugar en el sótano 2 de la Facultad de Bellas Artes (calle Laraña) que estará hasta el 23 de abril en horario de 11 a 14 h. y de 17.30 a 21 h. de lunes a viernes. La realizan alumnos de primer curso de Bellas Artes dentro de la asignatura Dibujo y Concepto de Formas. Allí encontraréis alrededor de cincuenta cuentos ilustrados y a algunos de sus personajes realizados en 3D. Pero sobre todo encontraréis ilusión, creatividad y frescura. Merece la pena verlo. Por cierto, yo soy uno de ellos. Pero eso no es lo más importante. Os espero.

sábado, 12 de abril de 2008

PASEANDO POR AIGÜESTORTES




Ésta es otra foto de las que hice en vacaciones. Está en el parque de Aigüestortes, como ya os dije. Recuerdo que este día hicimos una de nuestras caminatas, con subidas y bajadas que rompian el ritmo al mejor caminante y que llegaban a destrozar a los gemelos más preparados; pero nosotras lo hicimos casi sin rechistar, eso sí, con mucho fruto seco, mucha agua y mucho bocata chicarrero(de chorizo y salchichón, a gusto de la consumidora). ¡Ah, y como no, con buen humor!.
Desde luego, no hay nada mejor que compartir tus momentos con aquellos a quienes quieres y con quien la risa es fácil. Me encantaron mis vacaciones, pero más la compañía. Espero este año poder repetir compañeras de viaje. Me costaría entender mis vacaciones sin ellas