lunes, 18 de abril de 2011

Diario de una escayola. 5º día

Foto:La “mala pata” inmortalizada el Domingo de Ramos por mi buena amiga Beli. La rotura del tobillo, me viene cuando aún no me recuperado del todo de la rotura de tres huesos del brazo, en un accidente “bicicletero”. Tengo para 40 días ¡con sus 40 noches! Sucedió el día de mi cumpleaños, cuando iba a tomar un café con mis compañeros de curso. Metí el pié en el alcorque de un arbolito en Felipe II. El profesor me consiguió una bolsa con hielo, y los compas se ofrecieron a todo, pero no me fui a urgencias. Como una es así, aguanté estoicamente casi una semana a base de bolsas de hielo, muleta, tobillera y algún que otro analgésico. Luego tuve que aguantar la bronca del médico y de mi entorno más próximo. Desde que mis amigos y conocidos se enteraron, y entiendo que con la más pura intención de animar, me envían todo tipo de Power point que cae en sus manos sobre la paciencia, la felicidad, y el “no hay mal que por bien no venga”. ¡Detesto esos Power points! De verdad que los detesto, con esas imágenes dulzonas y sus comecocos a base de sentencias y música transportadora a galaxias lejanas. Cuando los leo, me sube “una caló" desde el yeso al cogote, que correría si pudiera. Por favor no enviarlos, que estoy delicada. En cuanto al pie, no os preocupéis que ya lo llevo algo mejor aunque se vea algo morado. Ayer, incluso logré meterme en la bañera y me duché completa, en vez de "por parcelas", lo cual agradecerán mis sufridas visitas.

SEVILLA EN PRIMAVERA





Ayer paseé de nuevo por las calles de mi ciudad... las gentes ocupaban sus calles, callejuelas, plazas, terrazas, jardínes. El mundo pareció concentrarse ayer a las cinco en Sevilla, a la voz de la tradición, de la costumbre, del buen tiempo,¡qué importaba el motivo!.

Me dejé envolver por el bullicio, la alegría, el sol, por esas imágenes que me sorprendían a cada paso y que me hacían mirar a través de mi cámara para intentar guardarlas para siempre, hasta ese mañana que ahora se antoja lejano...

Y me perdí de todos, me alejé de los lugares concurridos y comencé a hacer eso que tanto que me gusta: pasear sin prisa, mirando aquí y allá, viendo todo cuanto las prisas en ocasiones me hace no ver. Y entonces encontré algunas de esas imágenes que ahora comparto con vosotros. Ahí están. Ahí las tenéis. Disrutadlas como yo las disfruté y disfruto cuando el reloj no marca mis pasos y recorro las calles sin más...