lunes, 30 de mayo de 2016

NORMAS

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                   -La tradición es sagrada, Telmo –dijo Senén III, arrojó los auriculares sobre la mesa y se volvió. Serían las veintiuna de la noche.

                  Antes, a las siete, doña Asunta Nervión contemplaba su señal, «paso de peatones», en plena curva a Estafeta. Una serie de litigios con el Ayuntamiento de Pamplona culminada  a su favor el siete de julio.
                  Con música en su radio cruzó hacia su casa.
                  Tronó el suelo.
                  Los cabestros eran profesionales con experiencia para conducir miles de kilos de trapío hasta la plaza. Pero siempre hay un buscador de gloria. Armadillo, astifino de remos de hierro, se adelantó y no supo frenar en la curva. Le sorprendió ver volar unas sayas blancas.
                  El morlaco derrapó y la levantó un par de metros y ella, valiente y ágil, cayó sobre él a horcajadas y cogió al toro por los cuernos. Algunos vaivenes después, Senén retomaba la dirección de la carrera y doña Asunta, ahora con los auriculares como riendas improvisadas, entraba al túnel.
                  El público, muy purista, desaprobó los cables. Un periódico atrasado habría supuesto la gloria. Doña Asunta fue conducida a Presidencia.
                  Por la tarde, sin el tumulto, un operario pintaba el paso de cebra desde la señal hasta el portal de doña Asunta.

                  Senén, cabestro jefe de San Fermín, fue el encargado de comunicar la sanción a don Telmo, hijo de la señora.
                  -No he podido hacer más –dijo Senén III. Al alejarse por el pasillo, su cencerro sonaba lastimero, frío. Profesional. Sujeto a las normas.

viernes, 27 de mayo de 2016

CÍCLICO

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Dios andaba aburrido más que enfadado. No sabía a qué dedicarse con tanto equilibrio universal. Como un entretenimiento creó la Tierra, una pelotilla redondita y azul donde empezó a dejar caer lo que no le había servido en otros mundos. Con fórmulas sencillas, el pequeño sistema funcionaba bastante bien.
                  Sin que se diera cuenta, el diablo sembró semillas de ser humano, ese bicho que Dios había ordenado hacer desaparecer.
                  Mucho después…
                  -No acabo de entenderlo, muchacho –le dijo al diablo, poniéndole una mano en el hombro-. En fin, me voy que tengo un Juicio; ya repasaré mis ecuaciones y veré qué ha podido pasar. De momento, fulmínalos y llévalos contigo.
                  -Y vuelta a empezar –soltó el diablo, aguantando la risa en medio de una miríada de ángeles-. Una y otra vez. Es pasar una eternidad y se olvida de todo.

martes, 24 de mayo de 2016

DE ACUERDO

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                  Telonius C. Rilla era un pirómano vocacional. No perdonaba la ocasión de prender una fogata y quemar cualquier cosa en cualquier momento. Eso explica que hace un mes, al bajar la basura y ver luz en la casa de su nueva vecina de enfrente, después de reciclar los envases se fuera directamente a chamuscarle la vivienda.
                  Una vez que aplicó al porche cuatro focos con cartuchos de rápida ignición, avanzó hacia la puerta principal abierta, desde donde, sin pasar de la entrada, lanzó al interior un pequeño coctel molotov compuesto de alcohol de farmacia y coñac del bueno.
                  A los diez segundos, unos aspersores de la marca Niagaraki junto a una regadera de plástico manejada con soltura –como sirviendo el té- por la nueva inquilina, habían hecho desaparecer las incipientes llamas.
                  La mujer y Telonius se quedaron quietos de pie, frente a frente, a unos tres metros de distancia, sin hablar. Pasados unos instantes, Telonius hizo sus primeras declaraciones.
                  -Volveré a intentarlo –dijo-. Y bienvenida al barrio, señora…
                  -Nora –respondió-. Nora Potempkim. Soy la nueva jefa del parque central de bomberos. Acabo de mudarme. Y en cualquier caso estaré preparada para apagar tu fuego. Ven cuando quieras.
                  Telonius dijo con voz firme que esta última frase pronunciada por la mujer era una clarísima declaración de amor, por lo que sí podía hacerse ilusiones. Ella concedió que la forma de hablar siempre de modo literal era imposible, de modo que también la penúltima frase se le había podido desdibujar.
                  Ayer decidieron vivir juntos, con electrodomésticos fotovoltaicos, ropa de casa de amianto y doscientos cincuenta aspersores repartidos por la casa, condiciones impuestas por Nora. A cambio, Telonius se encargaría de encender el fuego en todas las chimeneas y barbacoas de la urbanización.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Haiku

Café contigo
trinos en mi ventana
es primavera.