jueves, 18 de noviembre de 2010

EL VACÍO

Busqué su mano en la penumbra
para ver si mi hombro acariciaba,
mas sólo me encontré con el vacío
y su mano no estaba.
Creí sentir su aliento
que cálido y suave,
mi cuello acariciaba,
y comprobé triste y apenada
que su aliento
a mi cuello no llegaba.
Me parecío escuchar
su dulce voz que me llamaba,
más, cuando amaneció,
vi que soñaba.

Brillan tus ojos,
atardecer sereno.
Ries sin miedo.

Arde mi mente
y contando mis pasos
persigo al viento.

Caminar lento.
En la noche pinto estrellas
que alumbren tu sendero