sábado, 30 de octubre de 2010

En otra fiesta de Halloween

De pronto se encontraban pensando qué disfraz ponerse para la fiesta. Lo mejor sería ir de momia para no ser reconocidos por nadie. La noche de Halloween es muy a propósito para esas cosas. En fin, que compraron vendajes e hicieron tiras de una gran sábana. Se esmeraron liándose en ellos el uno al otro durante más de cuatro horas. Completaron el disfraz con alguna que otra víscera colgando. Llegaron a la fiesta que resultó ser ¿de gala? Se miraron con estupor. Tuvieron que presentar la invitación para poder pasar y fueron presentados por el altavoz a pleno volumen. Causaron por tanto sensación y extrañeza, y más aún cuando se dieron cuenta de que, si bien habían dejado hueco para los ojos, nariz y boca, se habían olvidado de otras aberturas. Apretado instante el de aquel terrible “retortijón” con principio de gastroenteritis, que hizo huir despavoridos a los invitados al jardín a pesar del frio invernal que hizo aquel día de otoño.

EN HALLOWEEN.

El cura estaba perdidamente enamorado de su beata clasificada en segundo lugar en 2009. Pero esta beata, La 2, bebía los vientos por el sacristán, quien era esclavo de la beata 1, una verdadera especialista en ladear el velo dejando ver su mirada a pequeños intervalos. Lo suficiente, creía ella, para llamar por fin la atención del cura, que, según inicia el párrafo, iniciaba de nuevo el círculo de amores perseguidos y no correspondidos.

Nadie pensó que una fiesta pagana, la de Halloween, resolvería un problema católico. En la noche cerrada del principio de noviembre, con las luces descansando como espectadoras, con los espíritus de los muertos desatados por las calles, los cuatro protagonistas del amor circular se encontraron creyendo saber a quien tenían delante, detrás de una máscara. Y se dieron, no podía ser menos, cuatro alternativas y discontinuas confesiones, que en un entorno más laico serían simples declaraciones de amor. Y fue tal el desconcierto de puesta en común de palabras y obras los que las brujas provocaron con sus juegos entre los cuatro amantes, que al día siguiente, gracias a las cuatro puertas que tiene la iglesia donde los deseos se evaporaban, los cuatro amantes no volvieron a encontrarse. Por si acaso.

Sirva este pequeño ensayo con investigación de campo para demostrar que la interrelación de las creencias y las culturas desatasca problemas considerados como irresolubles. Cuestión de espíritus libres.

viernes, 29 de octubre de 2010

CANALES.

Desde los vértices de un cuadrado, cuatro televisores se enfrentan a un hombre y una mujer que, desnudos y espalda contra espalda en el centro, disponen de un único mando a distancia para defenderse, de modo que el mando sólo manda –les dicen- en uno de los televisores.

Al sonar el cliouk simultáneo de los cuatro encendidos, el hombre y la mujer se giran hacia donde cada uno cree que está la verdad:

Parece que un programa de modas con noticias de actualidad se impone como una tromba de energía pura y canalización vital, pero la velocidad de un gol en una estúpida jugada de un defensa desata un temporal de pasión y saltos que iguala y anula la primera reacción. Después, un sencillo concurso da la impresión de mediar y captar la atención de la pareja que, a punto de mirarse, deciden intentar que sea el cuarto televisor el que decida sus sueños. Mirando juntos la pantalla de ese cuarto televisor, ven en ella la historia de su vida y entonces, sólo entonces, deciden usar el mando y abrazarse descubriendo que se apagan las cuatro pantallas al mismo tiempo.

jueves, 28 de octubre de 2010

haiku

Una mirada
castañas en el cesto
y una canción.

miércoles, 27 de octubre de 2010

EL BUITRE

Un Buitre leonado
voló despistado,
y en una azotea
se vino a posar.
Todos los vecinos
lo ven alarmados,
y uno a los bomberos
decide llamar.
Llegan estos hombres
con sus escaleras
y al fin al leonado
logran atrapar:
en lugar seguro
lo han depositado.
Allí los expertos
le darán ayuda
y, con su experiencia,
bien lo atenderán
hasta que de nuevo
volar pronto pueda
este bello buitre,
un buen ejemplar.

lunes, 25 de octubre de 2010

APUNTES.

Paseo por el campo abierto:

Sensación de libertad y de que me han robado las rejas de la finca.

Paseo abierto por el campo:

Me duelen las piernas. Es una postura ridícula.

Mosquitos:

Dios bendiga a los mosquitos nacidos entre el 234 antes de Cristo y el dos de enero de dos mil diez. A partir de esa fecha, que todos sean maldecidos y utilizados como conejillos de indias para insecticidas muy tóxicos. Aún tengo la señal de la enorme roncha en el deltoides desde la tarde de aquel día.

Bailes regioanales:

Los detesto. Son los realizados con trajes típicos por reyes que mueven el culete de manera improcedente para su rango y el papel que desempeñan.

Desesperación administrativa:

Llevo doce días delante de esta ventanilla sin que se haya abierto ni una sola vez. Tras de mí, dado mi interés, se ha formado una cola de ciento once personas, tan ávidas como yo de que descorran la puerta de cristal y nos atiendan. No nos vale que un tipo con casco nos informe de que falta construir el edificio de oficinas que va pegado a la ventanilla. Le hemos abucheado.

Dietas:

En la camilla, bajo el masajista, trato de comer menos, aunque en la sesión de hoy, al presionar mi omóplato derecho, ha levantado el cerco que su rodilla ejercía sobre mi brazo y he alcanzado el bolsillo de su bata, de donde, limpiamente, he extraído dos chocolatinas de mi marca preferida. Nos hemos reído mucho juntos, pero ha llamado por teléfono a mi esposa y, siguiendo sus instrucciones, me ha golpeado el estómago en cuatro ocasiones, tres con un cubo azul y una cuarta con unas medias llenas de lentejas tiernas.

Adaptación:

Lodovingia de Atienza, terminado su ataque de catalepsia por alquimia, se despertó en la segunda mitad del siglo XX, recordando perfectamente haber nacido en 1555. Aprendió a conducir, a pagar impuestos y a usar bikini, pero en cuanto vio la armadura de su padre en el vestíbulo del hotelucho que había sido la casa de su prima Almadartania de Utrera, pensó en tomarse la otra mitad de la pócima y esperar otros quinientos años, a ver qué pasaba. Finalmente, al ver el presupuesto que le presentó la funeraria, prefirió ponerse la armadura y tirar para delante, como hacemos todos.

Halloween

Me desconcertó el otro día escuchar, en un noticiario, la recomendación de los obispos de que los católicos, en vez de disfrazarse en Halloween de brujas, demonios o fantasmas, debían hacerlo de “santos”. Ayer comentándolo con una de mis hijas me dijo que no sería mala idea ir de santa Lucía, toda de blanco y con unos ojos en un plato, acompañada por su novio disfrazado de san Hermenegildo, esto es, de rey y con un hacha partiendo la cabeza en dos, o de san Sebastián, desnudo y ensartado en flechas ¿Queda eso menos gore? ¿Habrán pensado bien los obispos su recomendación?

domingo, 24 de octubre de 2010

COLOR DE OTOÑO


El campo se ha vestido de otoño, y nos ofrece la belleza de sus ocres y sus verdes, de su silencio y sus sonidos. Canta en silencio y nos acuna con una melodía de brisa, de correr del agua...
El campo se ha vestido de otoño, con sus mejores galas, con sus prendas más hermosas, con sus recodos escondidos, con sus ladridos de perro, con su balar de oveja...
El campo se ha vestido de belleza, de calma, de paz, de aire fresco...
No dejéis de ir a la sierra, pasear por sus veredas, de disfrutar de ese espectáculo de color. Yo, este fin de semana he ido a disfrutar de ella y he ido a coger castañas. ¡Y cuánto he disfrutado!



sábado, 23 de octubre de 2010

CAMINOS DE AMOR

Como yo te estoy queriendo,
nadie te podrá querer;
niña no me des tormento
y quiéreme tu también,
pues si juntos caminamos
por la senda del amor,
veremos que nuestras vidas
tienen un bello color.
Los caminos del amor,
si se recorren unidos,
tienen más dulce sabor
y los problemas que surjan
tendrán mejor solución
si juntos los resolvemos
y no solitos, mi amor.

viernes, 22 de octubre de 2010

COSAS DE COSECHA

Ahí van unas... digamos máximas de mi cosecha.

En el patio de tu casa,
cantaba una codorniz
y en sus cantares decía
que tengas un día feliz.

Me quisiste y yo te quise
me olvidaste, te olvidé.
Los dos tuvimos la culpa:
tú primero y yo después.

Casi, casi me quisiste
casi, casi te he querido;
si no es por el casi casi,
casi me caso contigo.

jueves, 21 de octubre de 2010

MI ABOGADA.

Soy un buen cirujano y ayer en el juicio, gracias a mi abogada, quedó demostrada mi inocencia. Antes, por su intervención, pude quedar libre bajo fianza para coserle la extremidad superior derecha a mi amigo Franz Skoolidge, quien defendió que yo no fui el que mató a esos viejos en la mesa de operaciones. Franz juró mil veces que daría un brazo por sacarme de este embrollo y su pasión al ponerse de mi lado le hizo descuidarse con la sierra grande de su taller. Pero soy un buen cirujano y le he dejado como nuevo. También mi abogada consiguió que se me permitiera acudir como médico a los trasplantes de piel de mi hermano Abel, harto de discusiones acaloradas a mi favor, que en un despiste cocinando se quemó los cinco dedos que utiliza para la batuta al dirigir la orquesta. Él siempre afirmó que pondría la mano en el fuego por mí. Hubo suerte y las delicadas capas de piel que le trasplantamos han hecho que el domingo pasado sacara adelante La Flauta Mágica de Mozart con un gran éxito en el Metropolitan. Me siento bien, una vez recuperada mi imagen profesional y casi, casi igual en lo personal. Esta tarde elegiré modelo de parche, teniendo en cuenta que la minuta de mi abogada me ha costado un ojo de la cara. Para eso no pude aprovechar nada de lo que hice con los viejos en la mesa de operaciones.

lunes, 18 de octubre de 2010

Exposición pictórica

Aqui os dejo algunas fotos de la exposición que fuí a ver el sábado en el Postigo, de mi amiga y maestra Lola Moreno. No dejéis de ir a verla, merece la pena. Es un baño de sueños y color, de imaginación y reflejos. De vida.Está hasta el 31 de octubre, con horario comercial. Los sábados por la mañana abren hasta las dos y media de la tarde, si no me falla la memoria (que ya anda mala, la memoria digo)








domingo, 17 de octubre de 2010

Carta de Santa Berna a los Meneados.

Queridos chavalotes:

Por la alcalda de vuestro asqueroso pueblo, Meneapolis, he llegado a saber que andáis escasos de fe, con una bajada del 4% en términos interanuales, y un alza de la chulería en cerca del doble. Pues bien, sus aviso que voy pallá.

Si cuando entre por la mierda de puerta que tenéis no veo yo semblantes de arrepentimiento en vuestros rostros y ademanes, me saco la garrota de roble curado y ya podéis meteros debajo del subsuelo rocoso y árido que os define como tierra.

Viajaré de incógnito con cincuenta mil caballeros en caballos blancos y ataviados de amarillo limón, rojo y oro. O bien con mi cuñada Asumpta, en burro. Depende de las subvenciones. En ambos casos, prepararse. Adelanto a la presente un decálogo que os llegará antes que yo, para que os lo vayáis aplicando:

1) No escupiréis de lado en la mesa. Mucho menos en masa durante la misa.

2) No sustituiréis con las dos manos el sujetador de las mozas en caso de olvido del mismo por parte de las mismas.

3) No responderéis que “no hablaré si no es en presencia de mi abogado” a preguntas como “cuál es la capital de Holanda”. Y peinarse.

4) Los números primos sólo se dividen entre sí por cuestiones técnicas, no por parentesco.

5) A la hora de que las mozas recojan los huevos, aplíquese exclusivamente a los de las gallinas.

6) Volveréis a usar el badajo para la campana y dejaréis al monaguillo en casa. Ya le desencasquetaré el casco cuando llegue.

7) No más apagones en los bailes. Ni bailes en los apagones.

8) Que alguien vaya encima del paso en procesión. Una estatua, como mínimo. Y menos gente debajo. Y que ande el paso, no sólo se cimbreeeee.

9) En la limosna, basta de pagarés a noventa días nominativos a San José Loquedigo.

10) Nada de cintas atrapamoscas en el suelo, a la entrada de la iglesia, graciosos.

En la espera de que sigáis a rajatabla mis exhortaciones, se despide de vosotros la humilde dueña de vuestras infames vidas, la que os va a poner los lomos en adobo después de ablandarlos a palos, queridos míos en la fe.

Villuela del Jaramago, a veinte de marzo de mil seiscientos justos.

sábado, 16 de octubre de 2010

Quinto desconocido (continuación)

Tras atravesar el umbral de la puerta, el inspector Romualdo Gómez clavó su mirada en la maleta mientras su asistente tomaba los datos de la joven. Aquel líquido que salía de la maleta parecía sangre, de modo que avisó a la policía científica desde su móvil antes de abrirla personalmente.
La chica ofreció café y como la espera podía hacerse larga, aceptaron. Fue entonces, en ese preciso momento en que le ofrecía sentarse en el sofá, cuando sus miradas se cruzaron por vez primera, y la mantuvieron por unos segundos, cuando Romualdo y Eduvigis (que así se llamaba la chica aunque siempre se presentaba como solo Edu) se dieron cuenta que podrían pasar el resto de sus vidas juntos. O no tanto, pero al menos fueron capaces de quedar al día siguiente para ir al cine.
En la maleta, tras largas horas de espera, sólo había salchichas alemanas estupendas envasadas al vacío y varios botes de mostaza y salsa de tomate que con tanto trajín se habían espachurrado un poco, de modo que fue llevado todo aquello a comisaría y al cabo de un mes sin que nadie las reclamara, se las repartieron y organizaron una buena barbacoa en el chalé de Romualdo, donde a los postres anunció su compromiso oficial con Edu. A Perico Gómez, primo de Romualdo, lo nombraron padrino para la boda.

jueves, 14 de octubre de 2010

EN LA FUENTE

En una tarde de mayo,
cuando a la fuente bajaba,
se encontró con unos ojos
que insistentes la miraban
¿Por qué la miras tan fijo?
su amigo le preguntaba.
Es que su frágil figura
y la gracia de su cara
me han hechizado y me atraen
cual si de imán se tratara.
Yo quisiera hablar con ella,
pues deseos no me faltan,
pero la veo muy frágil,
tan bella y tan delicada,
que al mirarla la comparo
con la fuente de agua clara,
y temo que, si me acerco,
como un sueño se deshaga.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Cocktailes famosos (3).

Des-pedida.

La ceremonia más patética de la villa de Paharianindria, la pequeña aldea indostaní donde nadie pronuncia la palabra limonchelo antes del mediodía, fue la de la petición de mano de la niña Sharon Zaparrilla por parte del príncipe Yoyonio, un músico y amante de las letras mayúsculas. Y fue muy triste, porque las celebraciones en esa aldea, desde que el Sol comenzó a vivir, han ido acompañadas de alegría, bullicio, eructos y hasta cuatro piezas bailables, una de ellas con acompañamiento exclusivo de siseos por parte de un coro de viejas.

El detonante de la pifia fue un único fallo en los Cien pasos de la grulla de la novia desde la entrada de servicio hasta el saloncito de costura donde se iba a desarrollar la petición. Sharon no fue capaz de mantener el equilibrio portando las seis bandejas sagradas de la diosa Chatitaria, cada una con doce tazas de regaliz y almíbar a partes iguales porque, al coger la última curva de su habitación y emprender la entrada triunfal, el cruce con doce gatos sagrados arañando sus rodillas y metiéndose entre sus ropas bastó para que cayera como un castillo de naipes, la muy imprudente, trayendo la malahe a la aldea y sus habitantes.

A partir de ahí, pringados los invitados, que ya eran unos pringados antes de la ceremonia, las preguntas sobre la petición de mano y futura vida en común de los novios se hicieron en portugués antiguo, dejando a un lado la cantarina sonoridad de los previstos versos del poeta Ñiñiñañahrta, autor de versos que derriten hasta a la más frígida de las abadesas.

La merienda terminó con pan multicereales y un tretrabrik de zumo de piña del Mercadona, dejando bajo la mesa, a merced de los gatos, los dulces y pasteles originalmente pensados para la ceremonia.

Aunque los gatos murieran por envenenamiento por otro error del cocinero, nadie le quitó importancia a romper con las tradiciones ancestrales.

Al ponerse de pie para despedirse, sellado el compromiso, los dos suegros se habían quedado dormidos y una de las futuras suegras, no diremos cual, retiró la mano de la zona carpetovetónica de uno de los futuros suegros, donde se le había quedado mientras veían en la tele un documental sobre el uso correcto del ibuprofeno.

Por respeto, los taxistas llevaron en silencio a su casa a las mujeres, pero no a los hombres al verlos salir a empujones y escoñados de risa, y en las entrevistas dejaron caer una sensación de profundo asco, similar al que experimentas al cambiar al fin un fregadero tras muchos años de decir “mañana mismo querida, mañana sin falta cojo la caja de herramientas y lo arreglo”.

Y yo lo cuento -el acto social- porque trabajo para la revista Eventitos y me gano así la vida. Si no, ni una triste foto les habría sacado. Mamarrachos…

lunes, 11 de octubre de 2010

Mañanita de niebla, tarde de paseo




Sevilla, mi ciudad. El refranero y sus verdades. Hoy al levantarme me encontré con un día gris, plomizo y algo más que fresquito. Tenía que hacer unas compras y llegué a sus calles, a esas calles de ciudad hermosa y visitada. El bullicio estaba asegurado. Miles de turistas invadían todos los rincones, cámaras de fotos por aquí y por allá, guías con sus explicaciones y sus marcadores de lugar originales.
Mi ciudad rebosaba vida, y el Sol, tímidamente, fue ocupando un lugar importante en esta puesta en escena, en esta maravillosa obra de arte que es Sevilla.
Y ahí estaba yo, con mi camarita de fotos, dedicándome hoy por entero a esa torre que todos miran extasiados, alzando la mirada hacia los cielos para encontrarse con ella, o tal vez con él (según hablemos de la Giralda o del Giraldillo). Femenino o masculino, qué más da, si su belleza y su porte nadie lo pone en duda. Y aquí os dejo, mis miradas, su hermosura y mi amor a esta tierra mía.

Quinto desconocido

La chica aún desconcertada por la visita mañanera huyó por la escalera de incendios. Apenas conocía al tal Perico Gómez, y una cosa era entablar amistad en una cafetería y otra dejarlo pasar a su apartamento. Se fue hacia la azotea del edificio y allí sentada en soledad, contemplando el fresco amanecer de aquel día de otoño, le vino a la mente su sueño. Había sido tan real que esperaba encontrar en la cocina la fiambrera con los filetes empanados, pero no había sido así. Cuando empezó a quedarse fría, miró por el hueco de escalera y tras comprobar que no quedaba nadie por allí, bajó hasta su apartamento. Decidió salir a tomar un café cuando la vio en el portal. ¿Cómo había podido nadie olvidar allí una maleta? miró el nombre: Haindkerchef ¡era la maleta que llevaba Perico! La tanteó. Pesaba pero no tanto. Era una chica fuerte. La subió a su apartamento y se sentó a observarla intentando decidir qué hacía con ella. Estaba cerrada con llave. Dos horas habían transcurrido cuando llamó a la policía que en menos de cinco minutos se personó en el lugar tras la indicación de la chica de que un extraño líquido estaba manchando el pavimento.
-¡rinnnnnggggg!
-Inspector Gómez. Dijeron por el porterillo
-¿Perico Gómez? -preguntó ella
-No, Romualdo Gómez, inspector jefe de policía.¡ Abra la puerta!
(continuará)

domingo, 10 de octubre de 2010

VERSIÓN ORIGINAL SUBTITULADA.

PROGRAMA DE CINE EN V. O. S.

Nacionalidad: Portorriqueña. Año1999. B/N. 90 minutos.

Título original: The people who made the world and the children metidos en casa.

Título en castellano: Sangre en la nariz.

Sinopsis: Cuando en el Oeste americano se hacía el indio sólo mientras se gestaba. Cuando las hamburguesas corrían libres por la pradera. Cuando el pudor hacía que Spencer Colorado no hablara en público de su cañón… Pero los subtítulos nos indican que, aunque veamos al jinete con varias flechas en la espalda, coge el móvil.


Nacionalidad: Alemana-Checa. Coproducción. Año 2000. Color, 92 minutos.

Título original: Katchondensobrinutt.

Título en castellano: ¡Siga a ese coche!

Sinopsis: Dos misioneros -ya mayores- descubren el bingo. Hacen lo que pueden por mantener su plaza fija de misioneros, pero acaban saliendo a concurso en la siguiente convocatoria. Los subtítulos hablan de la vida nocturna en el Paraguay.


Nacionalidad: Italiana. Año 2000. B/N, 121 minutos y veinte segundos.

Título original: Los túos morti en totali, Calanfággero.

Título en castellano: La bandera de Oro.

Sinopsis: Un destacamento completo de soldados de la provincia de Manuccia huye de su pelotón. No los siguen, porque no queda nadie en el pelotón. ¿Se puede entonces decir que han huido? Los subtítulos, en los escasos diálogos, afirman que todo tiene arreglo en esta vida.


Nacionalidad: Vasca. Año 2001, Color, 9 minutos.

Título original: Pandegotrra.

Título en castellano: Pan por la cara.

Sinopsis: Varios parroquianos se encaran con un mesonero que no quiere incluir el pan en el menú del día. Cada uno es como es, parecen indicar los movimientos faciales y las danzas corales. Los subtítulos dicen, muy claramente, Atleti 3 - Real Sociedad 2.


Nacionalidad: Catalana. Año 2002, Color, 100 minutos.

Título original: La meva cartera nova.

Título en castellano: El reloj de arena de la playa aquella.

Sinopsis: El matrimonio Fogarull-Esdefiol alquila un pisito en Cornellá. Y ella, ya, le pone los córners. El marido huye a la frontera, con la única compañía de sus tres secretarias de 20, 21 y 22 años, si nos creemos lo que ponían sus currículos. Los subtítulos indican que, en Agosto, en Madrit no se puede vivir. Y fíjate tú qué paseos marítimos tenemos aquí.


Nacionalidad: andaluza. Año 2003, Color, B/N y Color otra vez. 120 minutos.

Título original: Éshate payá ya.

Título en castellano: Extiende tu cuerpo sobre mi toalla, paya.

Sinopsis: La del 6º B está buena de cantarle saetas. Pero Mariano no la invita a salir, creyendo que tiene exámenes. Un listo del barrio, Periquín, que se mantiene a prudente distancia de los libros, la saca a bailar en el ascensor, llegando casados a la azotea, donde tienden la ropa que llevaban puesta. Los subtítulos en castellano no dejan de hablar de lo caro que está todo desde que entró el euro.

jueves, 7 de octubre de 2010

Turno.

Era temprano, demasiado para una cabeza sin café. Para Perico, su eterno solicitante de amores, siempre tenía una excusa. Salvo hoy, porque había llegado a su castillo, superando defensas y con el elemento sorpresa a su favor. No respondió por el interfono.

Ante el silencio, Perico dio unas explicaciones precipitadas:

-No soy tan gafe, acabo de ganar un premio gracias al cual he viajado y vivido en hoteles. Eso sí, vengo sin cenar, directamente de la estación de trenes. ¿Cómo estás?

Por la escalera de servicio, con apenas un pantalón y una blusa con botones pendientes, la mujer bajó en silencio y observó cómo Perico volvía a pulsar el botón. Estuvo a punto de decirle que estaba detrás de él, pero decidió esperar. A los pocos minutos, Perico recibía gritos e insultos de otros vecinos a los que había despertado, cogía su maleta y se marchaba.

La mujer, al ver que se montaba en el mismo taxi que lo había traído hasta su casa, pensó que no había venido a verla con demasiada convicción a pesar de sus aventuras como viajero. Además, ese nombre tan raro escrito en su maleta, Haindkerchef, le dio mala espina.

Perico no estaba descartado, por supuesto, pero seguiría esperando.

Sevilla es bonita hasta cuando no sale el sol

































Hoy ha amanecido gris, y esta ciudad,mi ciudad, la que me gusta recorrer despacio, sin prisas, saboreándola,recorriéndola,mirándola,mimándola...se ha dejado acariciar por mi camara. Y de este abrazo, de esta caricia amante de quien no se cansa de sentirla, he obtenido estas imágenes. Y quiero compartirlas con vosotros, mis amigos de paraleernos. Ahí os las dejo para que la disfrutéis como yo la he disfrutado.

martes, 5 de octubre de 2010

CONCEPTOS BÁSICOS (4).

EL TRABAJO.

Asistí la semana pasada a la quinta reconstrucción del pueblo de Cantares Locos, con nombre distinto del que tenía para vender más mapas. Y leí el proyecto, que empezaba por una lista de lo más necesario:

- Cárcel con salas insonorizadas para interrogatorios, que lo primero es prevenir.

- Campo de tiro en el parque del jardín de infancia.

- Armarito/camping de lona, con letrero de “Biblioteca” pegado, por si algún sabidillo reclamara falta de atención a la cultura.

Suficiente como para exponer con total rigor lo de trabajar. Con fundamentos:

El origen de los conflictos laborales data, dicen, del Paraíso. Mal ambiente laboral no había, no echemos leña al fuego. El Patrono estaba contento con el envasado de las frutas y Adán lo invitó a su boda. La novia, que no se callaba una, en medio del banquete, se quita el velo de parra de novia y suelta: “¿No dan una paguita extra por casamiento?”. Y Adán, que “calla, que no es el momento”, que ya hablará él lo que tenga que hablar.

Cuando a los quince días vuelven de La Alcarria, encuentran la empresa cerrada y una carta de despido firmada por El Empresario, donde le larga que lo descubrió metiendo la mano en la caja de las manzanas y que por ahí no pasa. “Haberme dicho que no llegabas a fin de mes; a Mí, que soy como un padre para ti, gusano verdoso.” En la puerta, el carro de fuego de la mudanza.

Algo después, el fundamento de la organización laboral está, según los eruditos, en el antiguo Egipto.

Los faraones, para construir sus pirámides adosadas necesitaban mucha mano de obra por lo que las obras duraban. Pero por la mano dura no duraban los obreros al abusar del látigo, del que también los capataces recibían algún que otro golpe con las bolas de las puntas al rebotar las bolas en las bolas propias. Y en la punta.

Ocurría también que el jefe de ejecución de obras era más lento que el de ejecución de obreros, llamado Elmashmatón, que redujo el personal a su cargo, pues se cargó a los cargadores de piedras y además daba cargos a los que se pasaba por la piedra su cuñada, Celia Kontormún.

El más famoso de los faraones, RománRamön, en el primer convenio colectivo, estableció el ascenso por méritos ajenos a la famosa cuñada, el máximo número de latigazos diarios y la proporción de jefes/obreros, para acabar su pirámide con un equipo formado por diez albañiles y noventa jefes de obra. Pero a él se debe que, al mejorar las condiciones laborales, se volviera a usar la palabra abuelo.

Siglos después se negociaron las vacaciones y el derecho a la huelga. A las primeras reuniones no iban los jefes porque estaban de vacaciones. A las segundas reuniones no iban los obreros porque estaban ensayando la huelga. Cuando a la tercera querían reunirse ambas partes, había un hipódromo en el solar donde se fundó la fábrica.

Hoy día, la reivindicativa izquierda ruge en la cara a la derecha que son así, pero que muy así. Los conservadores responden enérgicos que ¡pero ay, como sois a cambio!, lo cual aclara cualquier conflicto de modo definitivo.

MUJERES (1).

ANA.

Ana, mujer de cuerpo y espíritu alegres, que declaraba desde el primer momento de sus citas cuánto le gustaban los hombres, llegó a darse cuenta de que por no decidirse a elegir, por el miedo a no hacer la elección correcta, tenía el alma a punto de estallar en pedazos. No rehusaba acudir a cualquiera de las citas a ciegas de la agencia de encuentros, pero en la última le costó mantener la sonrisa antes, durante y -mucho más- después.

Cansada de sentirse con el ánimo de una botella de champán, llamó para decir que no volvería más y que la borraran de la base de datos; dejó pasar unos días sin pensar en buscar compañía y salió a caminar.

En la acera de su calle, un ciclista le hizo avanzar de forma brusca y Ana vio como salía despedida de sus manos la bolsa donde guardaba la ropa de deporte. De forma instintiva saltó hacia atrás, donde unos brazos como troncos de árbol, los del ciclista, la acogieron sin que chocara contra la puerta de cristal del gimnasio. Inmediatamente después, vio otros brazos igualmente recios que acudían a ayudarle a levantarse. Eran los del conductor del camión que había estado a punto de atropellarla. Su bolsa no tuvo tanta suerte.

Ana era un sandwitch entre dos rebanadas de maciza carne masculina. Decidió desmayarse y verlas venir.

En la cama del hospital, con una vuelta a la consciencia lenta y paulatina, miró a un lado y otro para comprobar que los dos hombres seguían allí. Ninguno recriminaba al otro su papel en la escena.

Ana había meditado durante el tiempo de aparente inconsciencia, en el que sopesó cuál de los dos le convenía mantener a su lado.

Tardó en soltar su primera fase lo mismo que en abrir los ojos.

-Me quedo con los dos, si os parece bien.

A la semana siguiente de abandonar el hospital, cuando llegó la cama de 150 centímetros, los dos hombres colocaron las sábanas y la almohada. Ana solía llegar a casa más tarde que ellos y la esperaron acostados cada uno en un extremo, con un hueco de indudable dueña en el centro.

Al abrir con llave y mirar las dos chaquetas colgadas en el perchero de la entrada, saludó:

-Hola, niños.

Quince años después, Ana está cada día más convencida de haber hecho la elección correcta.

lunes, 4 de octubre de 2010

Cuarto desconocido

Al llegar a su casa se duchó y se metió en la cama. Ni siquiera leyó un rato como tantas otras veces. Hoy no estaba de humor. Tres o cuatro vueltas entre las sábanas fueron suficientes. Entonces comenzó su sueño:
Se hallaba en la cocina preparando una estupenda tortilla de patatas de 8 huevos. Luego comenzó a empanar filete tras filete que la tarde antes había estado aliñando y poco a poco fue cogiendo bebidas y preparando un picnic en aquella preciosa cesta que las amigas le habían regalado por su cumpleaños y que se resistía a ser estrenada. A las 8 de la mañana vendrían a recogerla para ir a la playa. No lograba recordar quién vendría y no dejaba de dar vueltas a su cabeza mientras seguía con la “fritanga”… La despertó el timbre de la puerta. Eran las 8 a.m. Soñolienta se fue descalza hasta el portero electrónico y preguntó quién era. -Perico Gómez, -dijo una voz tras la puerta.

EN RECEPCIÓN.

-Buenos días, señor… ¿Hankerchef? Ya han llegado sus maletas.

-Me llamo Gómez, de nombre Perico.

-Sigual, pero dígame el número de su llave.

-La mía, por favor se lo juro, es la doce. Lo dice aquí, en el billete que me expidieron en la agencia.

-Mucho expedir, mucho expedir. Ahí le digo que mojónpausté, pues tenemos ocho habitaciones en esta agradable casa de campo, todo comodidades y Naturaleza.

-Pues bueno, pues me alegro. Es que estaban junto a los vales del año pasado en otro hotel. Aquí está. La mía es la ocho.

-Pues mentira podrida, Perico, porque a la ocho se le ha caído el techo y este año no se abre.

-¿Me creería la seis?

-La seis se la creería, pero es la del señor Hanckerchef, así que va usted fatal, tirando a mucho peor.

-La última, de verdad, la última. A ver… déme la llave de la cuatro. Seguro, la cuatro.

-Si quiere, le dejo pensarlo.

-No, de verdad. Digo la cuatro. La cuatro.

-Pues cojo la llave cuatro… y ¡sí señor! reservada a nombre de Perico Gómez. Felicidades. Coja usted mismo sus maletas y las del señor Hankerchef y súbalas al cuarto piso.

-No veo el ascensor.

-Ni yo. Y llevo trabajando aquí seis años.

-No hay botones, me temo…

-Sólo cremalleras. Más baratas que las llaves y los candados. Y dan pellizcos al que quiere robarles las carteras a los huéspedes. Me lo han dicho, no es que yo lo sepa por experiencia.

-Y el señor ese, Chankaiché, ¿no podría ayudarme? Son siete maletas grandes.

-Uy, ni hablar, que es el único que paga. Ustedes, los de los premios del Noescafé, se jeden y arramplan con lo que hay. Conforme pase usted por el resto de las habitaciones, irá descubriendo cómo cada uno, antes de abrir su puerta, descuelga el cartelito con sus obligaciones.

-Yo, por lo visto, de cargamaletas.

-Y no se queje, que el año que viene la ocho estará disponible.

-Pues bueno, pues me alegro. Y dice usted que todo comodidades…

-Y Naturaleza, señor Gómez, Naturaleza. Que disfrute de su estancia. La cena se sirve por la noche. No se sabe cuál de la semana. Así que bienvenido y arreando.

domingo, 3 de octubre de 2010

Cuando soy perro

Cuidado que ladro, y es acto reflejo:
inercia de instinto animal.
Cuidado que gruño y, si me tocas,
desabróchame el genio, digo el collar.

Dominará a la bestia
quien le introduzca su mano en la boca
y le acaricie los surcos del paladar.
Sólo entonces la fiera
disfrutará su galleta, pero has de saber
que querrá más.

No tengas miedo, que hoy
no te hago nada: estoy perro.
Cruza mis mandíbulas,
sigue las líneas del cielo.

Furia. / Foto: Ely Rodríguez.

GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA (XXVII).

Batalla fronteriza.

Lo que nos pudimos reír el jueves pasado en la guerra de la frontera de Catangue, cerca de la capital, Muermolandia. Si es que lo pienso y se me caen los dos calzoncillos al suelo. Pues resulta que el cabo Tones, el nuevo, se pone a descorchar las botellas de cava en las mismas narices del enemigo, que venían a ser unos catorce. Pues claro, tapón va, tapón viene, hasta que uno de los últimos da en la nariz de uno y hace que se le rompan las gafas. Pero la cosa no quedó ahí, sino que el desgafado, que según la palabra tendría que tener mejor suerte, se mosquea, tira la revista que estaba leyendo y se lía a empujones con uno de los suyos, de su mismo bando, supongo que por no avisarle. Y nosotros, sin nada mejor que hacer, nos sentamos a verles pegarse. Lo que pasa es que nada es perfecto en esta vida y, de resultas de la refriega de los enemigos, nos salpicaron nuestras cestitas de picnic y de pronto vemos a nuestro sargento Matitos chillando como una loca y diciendo que odia los filetes empanados, que está harto de que le rechinen los dientes. Y yo ya no podía con la risa floha, floha, floha, al verle comer todavía más tierra en la tortilla. Claro, yo acostumbrado al Levante y la playa, la tierra es como lo mismito que la sal. En fin, que a mí –en serio lo digo, que no lo pude evitar- se me desborbotó el cava fresquito por la nariz. Y menos mal, que si no me da una atragantancia de miedo. Y aquello era un devenir de malísima formación en combate, con mirarnos unos a otros sin la menor marcialidad, la trinchera perdida, vasos de papel tirados… Y llegó el de la ONU.

-¿Y pa esto me levanto yo temprano un domingo que tengo pa descansar porque no corre el Alonso?

Allí mismo nos puso de verde y limpio. Nos dijo –y me miraba a mí, aunque no lo dijera- que había visto dos babuinos llevando mejor el uniforme; que el jefe de ellos no tenía ninguna vista para la estrategia. Que el cava no se sirve jamás con el pescado –aquí el cabo Tones no sabía dónde meterse- y que si le volvían a molestar avisándole de un conflicto y se encontraba algo como lo que acababa de ver, nos mandaba a repasar los volantes difíciles de los trajes de la feria de Sevilla y, si fuera necesario, volverlos a coser. Y de prisita, que en marzo ya se están probando las muchachas. Nos metió de veras el temor en el cuerpo y reaccionamos con rapidez. Yo le tiré una bola de papel a uno de enfrente para recomenzar las hostilidades. Pero él iba a gritarme alguna grosería y engulló la bola de papel. No pude –no puedo evitarlo en general- parar de reír y otra vez empezó el tonteo. Hasta perdí la página del libro por donde iba. Ahora bien, los enemigos estaban ya cansados de la que nos traíamos con ellos y el de las gafas perdidas firmó el armisticio sin mirar siquiera el documento. Por poco no le pongo los plazos del lavavajillas nuevo. No estuve atento.

Al volver, junto al de la ONU que se apuntó un inmerecido mérito, el subsecretario de defensa me pinchó la medalla en el lóbulo de la oreja en lugar del pecho. Supongo que, en lugar de denunciarle, aprovecharé el agujero para ponerme pendientes si voy a la feria de Sevilla

Escribir sin remordimiento

Pasa otra noche
y tampoco merezco escribir,
amanece un nuevo atraso
en mi cuaderno de condenado.

Quiero escribir sin remordimiento
y mamá,
desde un azul umbilical,
ilumina el vacío
que contiene mis letras.

sábado, 2 de octubre de 2010

LA VIDA EN SU ESPLENDOR

En las horas brujas
de la anochecida,
a pocos minutos
de ponerse el Sol,
bandadas de pájaros
van volando y pían
hacia su refugio
buscando el amor.
Y por la mañana
del naciente día,
cuando el astro rey
comienza a brillar,
en el Universo
despierta la vida;
así un día y otro,
así hasta el final.

viernes, 1 de octubre de 2010

SÉ QUIÉN ERES.

Me dices que tu nombre es muy antiguo,

tanto como lo es la edad del hombre.

¿Quieres que me sorprenda o que me asombre?

Por si eres el diablo, me santiguo.

Que tu hombre del principio era inocente,

que tuviste que hacer todo el trabajo,

incluso colocándote debajo,

ensayándose en ser condescendiente.

Sólo tú descubriste que su dueño,

un tal Yahvé, mirada reverenda,

le daba alas, mimos y prebendas,

dejándole cumplir todos sus sueños.

Hasta que un día bueno conociste

al Némesis de Dios, una serpiente,

que en poco tiempo te puso al corriente

de la Verdad y de tu gran despiste.

Fue entonces cuando harta de puerros,

de hierbas verdes y de calabazas,

decidiste jugar la mayor baza

y jugar con peligro del destierro.

Pensaste en compartir lo conocido,

en llevar como cómplices la hazaña,

desafiando el terror a la guadaña

que pudiera acabar con lo vivido.

Pero el hombre escondió pronto la mano,

después de lanzar la piedra juntos,

y bajó la cabeza; y hasta el punto

de pasar de semidivino a humano.

Ahora andáis perdidos, me has contado,

con una copa siempre entre los dedos,

llena de antídotos contra los miedos,

que evite recordar lo caminado.

Te conocí al principio, tú eres Eva:

La fuerte de los dos, esa atrevida

que supo de la llave de la vida

y arrebató a los hombres de la Cueva.

La que se enfrenta a dioses a diario,

nos hace andar a todas las edades,

nos acompaña en defender verdades

y hace que esto parezca extraordinario.