martes, 22 de septiembre de 2009

Y NO TE VAYAS

Mira mujer, no sé qué hacer,

pero sí sé que te he querido;

y aún sin morir por tu querer

sé que tus besos me han herido.


De forma práctica, este asunto

de la fidelidad, y de no verme

en otras faldas ni perderme,

¿podríamos discutirlo juntos?


Si nunca estás,

si me marchaba,

¿cómo dirás

que te engañaba?

Si de un abrazo y otro más

lanzaste el grito, de un “jamás

te dejaré”,

¿cuándo paraste

a comprobar que no te hablé,

ni te besé, ni me miraste?


Con tu silencio y lo que haces,

tirar tu llave, no venir,

pisar mis flores por herir,

no me amenaces.


…Se me ocurrió una solución

esta mañana,

cuando pasaste de rondón

por mi ventana,

donde esperaba amanecer

para beber café y amarte,

como inventaste tú el beber

cuando me enamoraste:

Perdona si hay que perdonar,

olvida lo que te haga daño,

mira que me morí sin tu mirar;

por mí no pasan ni los años.


Llama a la puerta sin saber

quién te abrirá; sin conocerte

preséntate, eres mi vecina, a ver

si me sorprende sorprenderte.


Pasa hacia dentro, por favor

y siéntate en la mecedora;

apagaré el televisor,

¿quieres que te ponga una copa?


Quizá me pidas una taza,

llena de azúcar o de miel,

e indiques tú donde buscarla;

para que, al dártela, tal vez

tu piel se erice…

y no te vayas.