lunes, 28 de octubre de 2013

Caída libre.


Pampa argentina. Cuatro de la mañana. Oscuridad, pero a punto de amanecer.

-Buenos días, pastor de piel rugosa, tez morena y poncho al viento. ¿Me devuelve el batiscafo, uséase la parte gruesa de la cápsula caída según veo entre sus ovejas desde el espacio exterior, por favor?
-Che, viniste en pedo sin avisar. Ni repeiné a las laneras, todas rizadas. Menuda foto de porquería se sacaría. Vaya una presentación, irrumpiendo de loco en la shshshanura, sin casi luz ¿viste? Pendejo, a vos te faltan dos dosenas de cachetadas. Andáte y volvéte al Pentágono, no tengás la cabezota tan cuadrada. Largáte dije, largáte.
–Quizá tenga que golpearle, quizá ponerle en medio de la trashshshectoria de una balasera, en el caso de que se niegue a colaborar con el gobierno mío, para el mínimo gesto de retornarnos el envase. Ni siquiera, fíjese, le pedimos que nos devuelvan los tripulantes.
-Pero ¿habés tomado de más? Pasáte al mate, boludo. Los tripulantes era UN tripulante, una mona, muy linda, muy mona como disen los gashshshegos. Anda por ahí, por medio de las ovejas, a media jornada con el perro pastor. Se shshshevan bien en el laburo, sin tocarse las pelotas. Y viven dentro de la cabina telefónica que aterrisó no más en mis pastos. Y ahí se queda, viejo, tenélo claro que no los desahucio y menos los expropio. No trates de cagarnos más, gringuito, que ya se hiso tarde para la sena, así que pensemos en el desayuno. Si te quedás acá, tengo vino, pan, queso y algo de empanada. Si no, perdéte, esto es grande, te encontrás como de suerte con alguna mina linda de las de por aquí y a tu gobierno le dan por el orto.
Pausa. Dos minutos.
-Pos bueno, pos vale.
-¿Qué hasés con ese selular?, ¿no te saldrá caro eso de apiolarlo a pisotones?
-Así no me encuentran ni en un año y me faltan seis meses para jubilarme. Me quedo y ya les avisaré para dónde enviarme la paga de viejo. ¿Decías que había empanada? ¿Y minas guapas? Pásame, perdón, pasáme el vino, por favor.