martes, 2 de noviembre de 2010

RECORDATORIO.

Por ser sus versos saetas,

desafío al tedio y venzo

al leer lo que Lorenzo,

el arquitecto poeta,

escribe en nuestra gaceta.

Echo de menos a Loli

sus cielos, sus bodegones,

y sus cuentos en renglones

con ordenador o a boli.

Celebro la fantasía

de cámaras, camaradas

de Beli en fotografías

hechas con esa mirada

con que hay que mirar los días.

Festejo el salpimentar

un cuento con otro cuento

cuando Inma, en suplemento,

se te lanza a comentar

cualquier post en un momento.

De Isa me vienen canciones

cabalgando entre sus versos,

en prosa o haikus nipones,

donde cabe el Universo

de los besos juguetones

y no cabe lo perverso.

Y canciones de colores

donde se pintan las flores:

esas las hace Paquita,

porque las niñas bonitas

sonrían y se enamoren.

Sin olvidar que no viene

a sembrarnos macetillas

de versos con sus semillas

la niña, más rubia, Irene,

que yo haya visto en Sevilla.

Y sepa, cuando lo lea,

a quien nombramos ahora

aunque ella no lo Clea,

como la mejor lectora.

Prisas, tiempos, los horarios,

versos trancompintrazados,

ripios sin control cuadrados.

Perdonen lo temerario

y sientan con lo intentado

un simple recordatorio.