sábado, 15 de mayo de 2010

...PUES DE DAR UNA VUELTA.

Sin llamar y sin luz,

Me colé por la boca del lobo.

Igual que el avestruz.

Y era negrura tal,

Que lloraba por una velita:

Una chispa, era igual.

Repasé de una vez

mi película entera, mi vida,

buscando sensatez.

Y en lo negro una estela,

una voz y una vela,

y la mano de mi alma gemela.

Le dediqué un mohín

a ese dios de los días perversos.

La leyenda es así,

tan verdad como dicen los versos:

Del momento peor

donde el alma se quiere perder,

con un gesto, al dolor

se le invita a desaparecer.