viernes, 4 de noviembre de 2011

Accidentalmente

Apresuradamente cruzaba la calle en un día de lluvia torrencial, cuando casi sin darse cuenta se vio sumido por una alcantarilla sin tapadera. Allí había tanta agua como afuera, pero pasada la primera desagradable impresión, y mirando despacio el problema, había bastante menos tráfico. Algunas ratas gritaban ante su presencia, sin embargo no se sentía incómodo. Notó que se le pasaba la prisa y el acelere con que ese día había comenzado su jornada. Continuó avanzando en la dirección que iba, y comprobaba como poco a poco, disminuía el nivel del agua hasta quedar solo un riachuelo central que canturreaba a su paso y le invitaba a seguir paseando. ¡Qué paz! Un poco oscuro, eso sí, pero muy tranquilo. Decidió pasar la noche en un rellano que en el exterior debía coincidir con alguna estación de metro, pues un run-run se acercaba y alejaba arrullándolo con dulzura. Hacía tiempo que no dormía de un tirón. Así pues decidió quedarse a vivir allí. Accidentalmente había encontrado su paraíso.