sábado, 19 de diciembre de 2009

CON LOS OJOS CERRADOS.

He cerrado los ojos
y con el pensamiento
recorro los caminos
de los lejanos tiempos.
Tiempos por mí queridos,
días que ya se fueron,
tan llenos de ilusiones
esperanzas y anhelos.
Me dejé en el camino
tantos, tantos recuerdos...
que, como un ramillete
de pétalos ya secos,
los conservo en mi alma
los guardo aquí: en mi pecho.
Y cuando -como ahora-
quiero buscar en ellos,
las penas y alegrías
aquéllas que se fueron,
me resulta sencillo,
no hago ningún esfuerzo;
sólo cerrar los ojos
y quedarme en silencio.
Entonces rememoro,
en muy breves momentos,
aquel tiempo pasado
aquél que ya no ha vuelto.
Y lo que más me apena
y me quita el sosiego,
es el verme tan sola,
sin aquel compañero
para recordar juntos
los pasados momentos
en que fuimos dichosos.
Pero me quedé sola,
se me fue el compañero
en una madrugada
del frío mes de enero.
Pero no de mi alma
ni de mi pensamiento.

COPLILLAS ANTIGUAS

Cuando clarea el día
por la mañana, muy tempranito,
llaman a mi ventana
las golondrinas con su piquito.
Con su piquito abierto
y yo, entre sueños,
les digo que me dejen,
que estoy durmiendo.

Golondrina, golondrina
que vas volando
por el mundo entero,
vuela a donde está
mi amado y dile que
por él me muero.

Golondrina, golondrina
golondrina de mi anhelo,
como estás tejiendo el nido
ayudarte a tejer quiero.