domingo, 22 de diciembre de 2013

Felicidades.


Try again. Insert coin, please.

Pues eso: Prueba de nuevo. Inserta una moneda.

A volver a intentarlo. Otro añito más. Puede que sea éste y acertemos. ¿Qué para qué? Para esto de sentir que nuestro país se mueve hacia delante por todas las partes del río, no sólo por el centrito limpio, cómodo, suave y lejano a las sucias orillas, donde la convivencia se embarranca. Y es que allí se acumulan los residuos.
La Economía no es una ciencia de esas de “si pasa ésto, sucede aquello”. A lo más que han llegado los economistas es a contarnos “como pasó aquello, sucedió esto”. A lo más que han llegado es a ser contables. Y no de los buenos.
El ansia de ganar dinero a cualquier precio se ha instalado. Por encima del deseo de fabricar cosas, está el hacerlas más baratas, menos duraderas y mucho más sustituibles desde el momento en que cambian de lado del mostrador. Mala cuestión, porque esas prisas han llevado a que la trampa se ponga de moda, como norma y como estilo. Hasta personas que creíamos imaginarias, de tanto sonreír, se han vuelto timadores reales.
Quiero una frase corta que explique –en castellano- por qué echar a un trabajador con menos indemnización es el contenido único de las reformas del mercado de trabajo. Por favor, que alguien se preocupe. Porque, que yo sepa, al empresario le tiene que ocupar más ser capaz de formar un gran equipo que de deshacerlo, ¿no es así?
Los ayuntamientos no controlan el dinero. Las obras públicas no se valoran por igual. Una calle de tal polígono no tiene la misma probabilidad de ser arreglada entre elecciones, a menos que se adelanten las mismas. Si no votan, no circulan con asfalto. Asfaltaría más.
La educación está en paradero desconocido. Viste camisa blanca sencilla, tiene un lápiz y un libro en las manos -sin batería- y camina con el rumbo perdido. Se le vio por última vez llorando, después de ver cómo unos padres agredían a un maestro porque su hijo recibió un balonazo en el patio, jugando.
Los viejos no dependen ya de nadie. Esta forma de decirles que sobran, sin mirarles a la cara, es mucho más cruel de lo que parece. Y algunos se libran porque tienen una buena paguita, que si no…
Es tanta la obligación de luchar por un futuro mejor como la de aprender de los errores del pasado. Propongo leyes contra la corrupción que TODO EL MUNDO pueda entender. Propongo la reposición íntegra e inmediata del dinero trincado al traicionar LA CONFIANZA DE TODOS en los cargos públicos. Después, que se juzguen los hechos y los presuntos, pero, mientras, que no se queden sin atender personas que no pueden moverse, a la espera de que los golfos hagan una simple transferencia con el concepto de “DEVOLUCIÓN POR APROPIACIÓN INDEBIDA”. Y, por supuesto, Santas Pascuas.
Pues eso: Que muchas felicidades. Deseo ver más sonrisas por las calles y menos rictus.
Un brindis por la juventud y sus ganas de hacer cosas, además de las obligatorias propias de su edad y su energía.
Ahí está el 2014. Que no se diga: A por él.

Tengan todos ustedes muy buenos días.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Grandes entrevistas de la Historia (8)


María Chatipova, tenista rusa.

-Aquís, asquí, por favó, por favó se lo pido. ¿Yo? Ole. Mirusté, ¿usté qué clase de champú usa, doña tenista? Porque dice mi mujer que con tantos reveses que le da la vida (y que usté devuelve) tendría que andar ya medio calva, al menos de la zona parietal.
-Muy tontorra pregunta, tsujiero tragantasión de microfonovsko.
-Oich, qué endiosada.
-Aquí, aquí, que soy del deportivo Carca. ¿Usted piensa volver al uso del camisón hasta el tobillo para jugar? Porque estamos una poquita hartos de portadas de sus muslos completos. NO en la nuestra, por supuesto.
-Trola descomunalovna: me sé que en sus últimas páginas muchas mujerievas hacen demostrazioniev de muslovich tiernesiten. Y no reciben protestavskas.
Aplausos para una y abucheos para el otro, que se las pira.
-Aquí, por favor, del diario Precario, para nuestra página central y única: ¿está usted de acuerdo con el nuevo reglamento, en el que ustedes mismas, las jugatrices, antes del partido, tienen que afeitar y peinar las bolas?
-¿?
-Las de tenis, perdone.
-Tontavstaba, no sé qué pensamienta. Pues no, totalmente contrarianian. Pelotas calvas o con pringomina jamás, habiendo tratamiente personalizado, perdón, pelotizado.
-Aquí, aquí, si los demás se han ido, del canal Abierto en Canal, ¿ha pensado dedicarse a pasar modelos?
-Jamás dedicar al contriabando. Yo pago impuestovos hasta durmiendo.
-¿Alguna pregunta más? ¿No? Pues al establo todo el mundo y buenas tardes. Rayos, no queda nadie. Anda, niña, a ver si este año te enteras y coges la raqueta por el mango. Ilusión, ilusión, que en octubre estuviste a puntito de darle un alegrón a tu representante, yo, y pasar la bola al otro lado de la red. Siiiiiiiii, ya te he dicho que siiiiiii, que de eso trata este juego. Anda palante, que nos espera un programa de esos de “Explique cómo lo hace”, a ver cómo te apañas.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

¡De nuevo expongo!

Desde el 12 de diciembre hasta el 14 de enero, expongo 4 cuadros con arteparavivir en la cafetería Palosanto en la c/ Rivero 7 de Sevilla (entre c/ Cuna y Sierpes). En cuanto pueda cuelgo el cartel. Espero veros por allí .

jueves, 12 de diciembre de 2013

Presentación del libro "Amor, Humor y Polisemia"




Aquí tenéis la portada del libro que presenté el 11/12/13 en el Palacio de los Marqueses de la Algaba, acompañado de un buen montón de amigos y con los beneficios destinados a Ayuda en Acción.

Se trata de un diccionario paródico ilustrado por Inma Delgado y su precio es de diez euros.
Estará disponible a la venta en la tienda librería de CASA TOMADA, en Sevilla, Muro de los Navarros, 66, en la Puerta Osario.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Bolsillos


Doménico Pretzel, dueño de la lavandería Kitapring, conseguía que los primeros días del otoño, cuando la ciudad de Svientoelad avisaba para pasear sus calles con el abrigo puesto, se celebraran con gran alborozo por parte de sus clientes al meter sus manos en los bolsillos. La gran mayoría de ellos, al coger su abrigo del armario después de limpiado y guardado al llegar la primavera, encontraba en su bolsillo una moneda de cincuenta céntimos de pelke que, por tradición, se gastaba el último día del invierno en una taza de chocolate que, de forma inevitable, manchaba las solapas de muchos de los abrigos, lo que hacía que volvieran a pasar por la lavandería del señor Pretzel. 
El gobierno de Svientoelad agradeció durante muchos años la iniciativa del señor Pretzel para mantener fijo el precio de la taza de chocolate.

LOS CRISTALES DE LA SUERTE





La televisión está encendida. El reloj de cuco de la pared marca las nueve con su din-don habitual. Marcelo y Rosalía están sentados en el sofá; él recorre la pantalla del portátil con su mirada mientras ella lee el libro de pastas azules que acaba de coger de la mesa auxiliar.
-Marcelo, ¿era hoy el día del sorteo? -pregunta ella mientras le mira por encima de sus gafas.
-¿Qué sorteo? -responde él mientras mira atentamente la pantalla del ordenador.
-¿Recuerdas el sorteo especial de la primitiva? Es hoy, jueves cinco.
- ¡Ah sí, creo que era para hoy!
-¿Cómo que crees? -responde ella mientras bruscamente se quita las gafas.
-Bueno que sí, que es hoy.
-No, tú has dicho que crees, ¿es que no estás seguro?
-Sí, estoy seguro -responde moviendo la cabeza.
-¿Dónde está el boleto? -insiste Rosalía mientras apoya sus brazos sobre la mesa.
-El boleto, ¿qué boleto? Te lo di a ti
-¿A mí?, a mí no me has dado nada.
-¡Cómo que no!, te lo di junto al ticket de la compra y recuerdo que te dije que lo guardaras tú.
Marcelo deja el ordenador junto a él y Rosalía  el libro  bocabajo sobre el tapete de la mesa. Ambos se miran. En la televisión, una presentadora joven y bonita comienza a recitar una serie de números: “diecinueve, seis, diecinueve, cincuenta y siete…”. El cuco marca las nueve y media.
-¡Marcelo, son nuestros números! -grita levantándose bruscamente. Las gafas caen al suelo rompiéndose en mil pedazos.
-¡Rosalía, los cristales!
Ambos miran al suelo; cientos de trocitos brillantes esperan ser recogidos. La joven y bonita presentadora sonríe antes de hablar nuevamente.
-Recordamos a nuestros espectadores que el premio del sorteo para el día de hoy es de CIEN MIL EUROS.
Rosalía y Marcelo vuelven a mirarse.
-Rosalía, ¿dónde está el boleto?
La mujer va hacia la puerta. Se gira llevándose las manos a la cara. Mira los cristales en el suelo. De nuevo vuelve hacia la puerta. Se detiene y mira a su marido que para entonces ya está junto a ella. El mando de la televisión, el cuenco de frutos secos y el gintonic acompañan a los cristales. Rosalía se tapa la boca con las manos. La  voz de la joven presentadora los envuelve. 
-Hay un único acertante. El boleto ha sido sellado esta mañana en el centro comercial “La Alegría”.
El rostro de la mujer palidece. Su marido la coge por los hombros.
-¡Rosalía, el boleto… los cristales…!

domingo, 1 de diciembre de 2013

Ajustes.


-Buenos días, Julio. Vengo a cambiarme por usted.
-¿Cómo dice, oiga?¿no ve que estoy trabajando? Aquí tiene su cambio, señora. Sí, señora, es fresco el solomillo, pero puede congelar una parte si quiere…
Se va la mujer y queda la tienda vacía, sin nadie más que ellos dos.
-Deje lo que está haciendo, Julio. Yo puedo seguir atendiendo a sus clientes con la misma diligencia, la misma simpatía y eficacia. Déme el delantal, coja su abrigo y no vuelva por la carnicería. Voy, como ve, vestido igual que usted. No pase por su casa, no hace falta que avise a nadie.
Julio no mira al hombre.
-¡Váyase de aquí!, ¡basta de tonterías y disparates! ¿no se da cuenta de que no quiero ni verle? Fuera o llamo a la policía.
-Pero bueno, Julio ¿es que nadie te ha informado de que era hoy el día del cambio final?
El tuteo lleva a Julio a coger un cuchillo enorme y avanzar crispado con él en las manos. El hombre no se altera y logra que ambos, hombro con hombro, se acerquen a un gran espejo que forma parte de la pared de la tienda. Julio ve dos Julios iguales, juntos, idénticos, pegados, simétricos, siameses, repetidos; está duplicado, clonado: multiplicado por dos: ve una pareja de sotas con una sola espada.
-Nadie me dijo que sería de esta forma, -dijo Julio, dejando caer el cuchillo.
-Yo no sé cómo lo hacen, lo reconozco.
-Creí que se hacía mientras se dormía, quizá aprovechando una intervención quirúrgica con anestesia general… qué sé yo. Pero sin darme cuenta.
-No le des más vueltas.
-Adiós, -dice Julio y sale a la calle con el abrigo sin abotonar.
Su repuesto no le contesta. Ya está cortando en filetes un buen trozo de carne. Lo hace con maestría y limpieza, como Julio lo ha hecho durante muchos años.
Julio vaga por las aceras y al pararse ante el escaparate de unos grandes almacenes nota que sus piernas, depiladas, torneadas, largas, blancas, sedosas y muy proporcionadas, cubiertas seductoramente hasta la mitad de sus mordibles muslos, le llevan por un cuerpo flexible, de cintura sinuosa, con pecho firme pero bamboleante que se ríe de los sujetadores y conduce –avisa- a la presencia de un rostro joven, ovalado, donde unos ojos brillantes sonríen tanto o más que una boca de labios rojos incendiarios. Se mira ahora hacia abajo y ordena a sus pies que no sufran al dirigirse, sobre unos tacones de vértigo, hasta el interior de la gran superficie comercial. Allí, en la sección de alta joyería, se encuentra una mujer elegante, distinguida, llamativa, vestida para ser mirada –adorada- igual que se ha mirado –adorado- ella. Porque es exactamente como ella.
Julio se sorprende dirigiéndose a una mujer a la que sólo en sueños se había atrevido a decir algo. Ahora no resultaba tan sencillo. Pero a él no le han preguntado. Coge aire y mira a la mujer a los ojos.
-Buenos días, vengo a cambiarme por usted.
El día 1/1/2000 los ordenadores se volvieron locos al no saber en qué año vivían. Ni siquiera el siglo. Se produjeron muchos –y graves- errores al asignar almas. Aún hoy, lector, siendo el domingo 1 de diciembre de 2013, quedan muchísimos cambios que hacer.
Por cierto, lector ¿te han dicho ya algo al respecto?