martes, 17 de marzo de 2015

Una de perros

Esta mañana paseaba por una zona residencial cuando me abordó un caniche blanco. Es grande para ser un caniche, pensé, y se me acercó a la mano. Como me gustan los animales, fui a hacerle un cariño y él se apartó un poco pero continuó llamando mi atención, para poco a poco entablar un diálogo conmigo. Me dijo que se quedó fuera sin querer. Lo pensé dos veces ¿y si no era eso? Impresionaba la gran puerta negra con cámara de videovigilancia en el portero electrónico, pero no había nada que perder. Una voz de mujer me habló desde el otro lado y pregunté si conocían al caniche blanco. Mientras tanto, él permanecía atento a mis movimientos. Abrieron la puerta y el perrito corrió dentro. Por un instante me pareció que me miraba de reojo para darme las gracias. Fue el único que lo hizo.