jueves, 11 de febrero de 2010

Cuentos paralelos (2)

Cuando regresó de desayunar su pan migadito con el café, ya era un hombre nuevo. Su ración de pastillas había hecho efecto y se dirigió de nuevo a su cuarto para continuar con la búsqueda de su dentadura. Buscó y rebuscó por la cama, bajo la almohada…-¿Qué hará aquí un euro? Se preguntó. Lo guardó en el bolsillo y continuó buscando sin cesar hasta que una llamada al teléfono lo interrumpió.
Ahora debía darse prisa porque su amiga lo esperaba para sus clases de baile. San Valentín se aproximaba y ellos se habían apuntado al concurso que organizaba el centro de día. Pero… no podía presentarse así. Solución de emergencia: ¡Plastilina!

Cuentos bajo la almohada (2)

…Al pobre ratoncito le costó lo suyo llevar su enorme trofeo hasta el castillo de los dientes. Iba él muy orgulloso pensando en ser felicitado por su hazaña cuando una monumental bronca por parte de su superior, el guardián de las buenas maneras, lo devolvió a la realidad. ¡Aquella dentadura no estaba bajo la almohada para él! ¡Qué mal se sintió el pobre cuando se enteró que el euro que dejó a cambio no daba ni para un empaste! Acostumbrado a sembrar ilusión, se dijo que compensaría al abuelo por su gran error. ¿Cómo pudo equivocarse con el dormitorio? ¿Cómo podría compensar al abuelo?... Navegando con mil y una preguntas en su pequeña cabecita y cargado una vez más con la enorme dentadura postiza emprendió el arduo camino de vuelta…