sábado, 31 de mayo de 2014

Bailé para ti


                  Bailé para ti como Salomé lo hizo para Juan. Deshice el girar de la Tierra con las ondas de mi cintura, decías. Seguí a tu alrededor y pediste clemencia para el Sol, que se quejaba de frío al compararse con la sangre de mis venas.

                  Creí tenerte sujeto en mi red de estrellas incontables, unidas por los vaivenes de mi danza. Bajé a donde estabas sentado, fui a tomar posesión de tus labios… sonreíste y giraste la cara. Antes de que mi corazón estallase, oí cómo me presentabas a tu mujer. No recuerdo su nombre. Su sonrisa, sí.