viernes, 12 de septiembre de 2008

año bisiesto

Los cristales de la ventana que daban a la calle estaban sucios. Muy sucios, tanto, que a diario escribía en ellos la palabra ADIOS.

El primer día que lo hizo fue aquel en que el mundo compensa su desajuste horario con el sol. Y a partir de ahí, día a día, escribía lentamente ADIOS.

Aquel amanecer de invierno, ella había llorado por última vez entre sus brazos. Ahora, era él quien lloraba mientras miraba a través del cristal sucio en el que había aprendido a escribir ADIOS sin esperanzas.

3 comentarios:

Isa dijo...

"Adiós sin esperanza" ¡Otro puntazo de final!
Aquí nos muestras lo cíclico que es todo en la vida. Llorar ahora por quien antes lloró por ti. Muestras un desajuste personal a compás con el tiempo y con el sol. ¡Muy bonito, "so" hacha, que estás hecha un hacha!

Anónimo dijo...

Qué gráfico, Beli. Totalmente visual; me has llenado de polvo la yema de los dedos.

Lola García Suárez dijo...

¿A ti qué es lo que te ha pasado en el viaje? ¿Qué has comido por ahí? Me encanta este estilo que estás desarrollando. Francamente genial, Beli.