viernes, 1 de octubre de 2010

Tercer desconocido

Esta vez se calzó sus MBT. Había decidido salir a caminar. Al fin y al cabo a ella le gustaba la vida sana, y el parque sería una buena opción para seguir buscando al hombre de su vida. Sus amigas se habían ido casando, el otoño estaba encima, y no quería sentirse sola un invierno más. Las navidades la deprimían sin tener con quien compartirlas. Quizás la idea de un ejecutivo no había sido lo más acertado. Era mejor un ecologista.
¡La ropa! Pensó un momento qué se pondría. Con aquellos zapatones lo mejor era un vaquero bien larguito y una blusa. Se miró al espejo. Se recogió el pelo y se desabrochó otro botón de la camisa. Pensó que así compensaría algo lo de los zapatos. Se pintó los labios.
El parque parecía idílico. Las sombras se filtraban por los árboles y la brisa de la mañana invitaba a pasear. Un hombre bien parecido paseaba a su perro tranquilamente y ella decidió acercarse.
De repente una manifestación apareció por una esquina. Había olvidado que era el día de la huelga general. No podía volver cuando la engulló la manifestación. Un joven apuesto le cedió su pancarta al tiempo que sacó un megáfono de su mochila. Dió unas cuantas consignas y otros tantos improperios contra la policía que ante la provocación descargó contra los manifestantes. Ella echó a correr con sus MBT y su pancarta y con el corazón a mil por hora se escondió tras unos arbustos. Un perrazo enorme la olisqueó y se hizo pis cerca salpicándola toda. Sacó una toallita húmeda del bolso, soltó la pancarta, se limpió un poco y regresó a casa.

4 comentarios:

Isa dijo...

¡Jajajá..., pobrecita mía, hasta medio meándole un perro encima!

¡Qué bueno, Inma! Me encanta la descripción. Lo del botón desabrochado para compensar lo de los zapatones, me ha encantado.

Das unos cuantos golpes buenos en este relato y contienes en él, un sentido del humor que engancha y nos hace esperar otro capítulo.

Me encantaría que le fueras poniendo nombre a la chica, que ya empiezo a cogerle cariño. Además, me imagino secuencias de cine, cortos, por ejemplo, con cada paso que ella va avanzando hacia la conquista del amor.

¡Sigue, campeona! Un abrazo.

Gabriel dijo...

Un episodio redondo por varias razones:
Tensión bien creada y bien resuelta, con un toque de aparente tranquilidad, de aceptar que alguien es anhitéroe, que se lo puede llevar por delante una fuerza inesperada, un golpe de buena o mala suerte.
Me encanta cómo aún así asume lo que le pasa -genial lo de los improperios- y me mantengo en que tus finales de calma llevan implícito un pellizco grande que sorprende y hace explosión.
Hasta el golpe del perrazo cuando trataba de salir del apuro.
Un beso.

Clea dijo...

¡Ja! ¡Ay, pobre! ¡La vida la arrolla siempre! Y mira que la idea del ecologista era buena...
¡¡Yo ya espero el cuarto!!

:))

Peneka dijo...

¡Pos si que le va a costar a la pobre abandonar su singuilitud!

Lo de la meadita del perro...¡¡qué asco!!, eso pasa por esconderse detrás de un arbusto.

jejeje