jueves, 2 de abril de 2009

Ese olor a Torrijas

Por qué será que hasta que no hago torrijas, y la casa se inunda de ese inconfundible aroma a pan frito y miel, no me parece próxima la Semana Santa.
Ayer fui a hacérselas a mi madre. A veces no recuerda si soy hija, madre o hermana. Lo cierto es que disfrutamos juntas mojando el pan en vino y dando un baño de miel al resultado de la fritanga. Me contaba una extraña mezcolanza de cosas de su juventud y su sonrisa de satisfacción al probarlas bien valió la mañana.
Hoy las he hecho en casa. Ahora sí que huele a Cuaresma.
¿Gustáis?

6 comentarios:

Gabriel dijo...

Me emociona lo que has hecho, Inma: Los naranjos hacen su trabajo, dándole a Sevilla un aire para soñar y tú esparces costumbres de sabor y, por encima de todo, ternura infinita.
Un beso.

sempiterna dijo...

A mí me pasó algo parecido. Hasta no entrar en una confitería y verlas y olerlas, tampoco me había hecho a la idea.

Pero lo tuyo es mucho mejor. Más interactivo, las haces tú y además, compartes ese momento con tu madre. Es genial.

Si te conociera un poco más te diría que vinieras a mi casa a hacerme torrijas, jaja. Un saludo.

inma dijo...

Sempiterna, cuando quieras quedamos y organizamos un taller de torrijas y rosquitos. Hoy los he hecho tambien porque mañana me vienen forasteros y ya sabes. Un beso y gracias por leernos.

Paquita dijo...

gracias por tus torrijas Inma,
la verdad es que son un anticipo de la semana. yo este año no he hecho,mi hija me las ha dado y para mi sola...un beso Paquita

Lola García Suárez dijo...

Yo esta Semana Santa no he comido torrijas (y eso que me encantan). Lo que nos cuentas me recuerda a mi niñez, pues mi madre las hacía de vez en cuando. Ya no las hace, como bien sabes, son muy "entretenidas" y ella ya no está para muchos trotes. Sim embargo, seguro que a tu madre les ha sabido a gloria, no sólo porque están buenas, sino porque se las has hecho tú.

Isa dijo...

Yo, a toro pasado, Inma, te digo que me he pasao tres pueblos comiendo torrijas este año. Torrijas, empanadillas y qué sé yo. Ahora el parque me espera cada mañana para quemarlas.

Me enternece esa escena que has descrito con tu madre. Un beso fuerte.