lunes, 12 de julio de 2010

EL MONSTRUO

Aquel inmenso monstruo advirtió mi presencia. Me quedé petrificada cuando le miré a los ojos y noté que se estaba transformando. Sus pelos parecían amenazantes pinchos, la cara se encendió como una enorme bola de fuego y una especie de líquido transparente empezó a brotar de la parte superior de la cabeza.
Era una visión aterradora que me llenó de pánico al escuchar el latido desacompasado que salía de su interior. Logré reaccionar cuando profirió un estridente alarido. Me tropecé desorientada con un artilugio lleno de unos pelos muy duros y tiesos que olían a menta y conseguí guarecerme tras unos enormes cilindros de metal. Mientras, el monstruo agitaba uno de sus brazos con un arma mortífera que apretaba espasmódicamente con uno de sus dedos. De pronto, se hizo la oscuridad. Estaba atrapada, segura de que no saldría viva de allí. Pero uno cosa tenía clara, antes de que acabaran conmigo impregnaría con todos los fluidos de mi cuerpo cada uno de los rincones de mi improvisada mazmorra. Para que no se olviden de mí.

(gracias a Inma por inspirarme)


7 comentarios:

inma dijo...

Gracias a tí Loly, por ofrecernos la otra versión del encuentro. Fenomenal descripción del monstruo que llevo dentro, jajajaja
Me alegro verte por aquí de nuevo. Un beso

Lola García Suárez dijo...

Por supuesto el monstruo no se refiere a ti. Imagino que para un bicho cualquiera de nosotros debe parecerle como mínimo, enorme. Me alegra que te haya gustado mi guiño a tu historia.

Isa dijo...

¡Qué bueno, Loli! Me ha encantado el "contracuento". Y más me alegra tenerte por aquí. Espero que no te enfríes. Aprovecha, ahora que estás más tranquila y escribe, que lo haces muy bien. Un beso.

Clea dijo...

Jaja, ¡Loli!
Así que tenemos a la otra parte formulando sus cargos y sus descargos...
¡Está bien!
:))

Gabriel dijo...

¡Primero, siempre, la rebienvenida!
Me encanta el concepto de contracuento que nos da Isa. Es una respuesta de juego de cámaras, de ángulos distintos, de narrador alternado.
La visión es muy buena, porque legitima el derecho a creerse el verdadero centro del mundo, no como esos humanillos tan creídos.
Besos.

Peneka dijo...

¡¡¡cuánto da de sí una negríííísima cucaracha!!!
Tanto, tanto, que nos ha traido entre sus "alitas" a la "hija pródiga".

Jajaja, ¿quién es más mostruo, la cucarachita o aquella que esgrime un bote de insecticida?

Lola García Suárez dijo...

Muchas gracias a todos por el acogimiento de este relato-bicho-testimonio. Sí Beli, espero que la hija pródiga se prodigue un poco más porque hace tiempo que le perdí el hilo a eso de la escritura. Un beso a todos.