jueves, 27 de enero de 2011
LA MAESTRA PERFECTA
Publicado por
Paquita
en
jueves, enero 27, 2011
2
quenosleen
sábado, 22 de enero de 2011
POR LAS PRISAS.
Don Mendo González Puente,
Gran Conde Duque francés,
se la metió a doña Inés,
del castillo de Cifuentes,
por error, dicen las gentes.
Y al darse cuenta, después,
de que no era procedente,
puso excusas en inglés
y se largó al Penedés,
huyendo de los parientes.
Tras él fueron a caballo,
en carro e incluso a pie,
los nobles y los vasallos
para intentarlo coger,
pero él zampó que ¡un carallo
iba a pensar en volver!
Finalmente hubo casorio
por las buenas entre el duque
e Inés en el paritorio
y el primogénito, Honorio,
fue la insignia de sus buques.
En cuestión de la metida
frontal, mira tú por donde,
fuera o no fuera querida,
no traer condón fue parida
que trajo en cambio un gran conde.
Moraleja: ojo al que avisa
de correr e irse corriendo
sin la menor cortapisa:
¡ni conocer la camisa!
como le pasó a don Mendo,
por correr con tanta prisa.
Publicado por
Gabriel
en
sábado, enero 22, 2011
3
quenosleen
miércoles, 19 de enero de 2011
Primera navidad con Susi
A la salida del pueblo, en la rotonda, había un control de alcoholemia. Al frenar, se cayó de la baca la maleta con los polvorones y las botellas de aceite y de vino. Mi padre salió del coche con un buen disgusto, y dio un par de tumbos delante de la guardia civil. En el suelo, arrodillado ante la maleta, mi padre puso una cara extraña y dijo que se le había aparecido la virgen. Mi padre miraba a un punto fijo, en la cuneta. Un guardia civil se acercó, le pidió la documentación y le preguntó si había consumido estupefacientes. Mi padre le dijo al guardia que por favor se apartara, que estaba contemplando un milagro, que los dejara tranquilos a él y a la divina señora. Entonces el guardia se puso muy colorado, y Susi salió del coche y dijo que mi padre no se encontraba bien, que lo disculpara, que veníamos de ver a la abuela y que hoy no había querido tomar su medicación. Que lo sentía pero que no le había querido insistir delante de su madre, que no sabía que se iba a poner así. Que en cuanto llegáramos a casa, se iba a tomar su pastilla como siempre y que aquí no había pasado nada. Cuando arrancó el coche, agazapado entre los dos asientos, vi cómo las piernas de Susi desaparecían y, mientras tranquilizaba a mi padre, escuché su canto.
Publicado por
Anónimo
en
miércoles, enero 19, 2011
4
quenosleen
Etiquetas: lorenzo
lunes, 17 de enero de 2011
ENTRE VERDADES
Publicado por
Paquita
en
lunes, enero 17, 2011
3
quenosleen
Tu cruz
Sólo escribo por amor, literalmente
-soy así de osado, de usado-.
Hay un cajón donde duermen
tus poemas pimpinela, los cuentos
impertinentes.
Hay otro cajón donde duermes tú,
amante lector
que no me lees,
que no necesitas mis versos
-menos mal-.
No quiero perderte
en mi laberinto, el Minotauro
no es de cartón.
Publicado por
Anónimo
en
lunes, enero 17, 2011
3
quenosleen
Etiquetas: lorenzo
domingo, 16 de enero de 2011
Haiku
Invierno helado
sumérgete en mi cuerpo
dame la vida.
Publicado por
inma
en
domingo, enero 16, 2011
4
quenosleen
lunes, 10 de enero de 2011
Cocktailes famosos (4).
Cena en casa de los Van De Tras.
Para no atragantarse con las palabras en su discurso de bienvenida, Josebatman Dolina, el esposo de Genadette Van de Tras, se endilga después del cafelito media botella de orujo que acaba con sus gafas y su calva postiza colgando del ojal, lo que acentúa su mirada perdida y la dota de un aire misterioso. Él expone sólidos argumentos a una lámpara del XVII y pierde la discusión.
Su mujer le mira y, al doblarse para empezar una sonora carcajada, se le parte la faja en dos y la parte delantera de la misma aterriza sobre la bandeja del pavo que, aún vivo, ensayaba la futura posición para la cena: su escena cumbre. Un pavo con pedigrí sabe cómo presentarse ante unos comensales selectos, sin apuntar a ninguno de ellos directamente con la salida del túnel, parte por la que, por otra parte, podría salir disparado un limón o unas castañas utilizadas en su cochura.
El mayordomo, Sebastián Gustias, repone el orden natural de las cosas llamando al orden. Ha sonado el timbre. Llegan los invitados. Comienza a llover fuera.
Se trata de la condesa Dimitrieva Polivalenska, rusa los días impares, que acude con su último amante, el actor de reparto Jonnie Pinberstone, protagonista de la afamada serie “¡Ay chiquillo!”, de la Fox, donde tiene un papel satinado.
La mesa elegida es la bajita, redonda, del cuarto de los niños. Aquí la explicación es fácil: nadie preside, nadie es anfitrión. Los contras, en cambio giran en torno a que hay que agacharse a la altura de las rodillas para llegar a los platos. No mucho, dice Jonnie, oyendo cómo la hebilla de su cinturón le rasga la camisa de parte a parte al ir a por un bollito de pan para picar hasta que el pavo esté en su punto.
-Es que habéis tardado poquísimo en llegar de la estepa rusa, cohone, -dice el marido, agachándose por una aceituna que le arrebata la condesa en el último momento.
Josebatman es generoso y hospitalario, pero no olvida una afrenta como ésta. De hecho, coge el plato de las olivas y lo pone un poquito más cerca de su tenedor. La condesa, ofendida, la paga con un capón a Jonnie, que se traga de un golpe el resto del bollito. Genadette sonríe con precaución y se toca la faja que acaba de ajustar.
Desde el salón se oye una agria discusión mantenida por el pavo y Sebastián en la cocina. No se ponen de acuerdo en el relleno. El cocinero, un especialista en pan con mantequilla, intenta poner paz sin éxito y propone traer otro pavo, lo que hace que el pavo titular, herido en su orgullo, se dirija al horno, lo ponga al máximo de potencia, y se lance al interior apenas adobado, como las vírgenes que dieron su vida arrojándose al Krakatoa para mitigar el enfado divino: todas estaban sin adobar, según las crónicas.
Gracias al exceso de consumo eléctrico y el petardazo de un rayo que entra por la ventana, se va la luz. El pavo habrá muerto inútilmente, piensa el mayordomo, y lo saca del horno medio asfixiado, mientras el cocinero abre el frigorífico buscando la mantequilla que será el primer plato de la cena. Quién sabe si el único.
En el comedor, el anfitrión lamenta haber bebido tanto y se disculpa ante un abrigo blanco que deja de serlo pronto, justo después de que el anfitrión, llorando a moco tendido, se limpie el rimel en él. Como mérito, cabe anotar que no ha soltado la botella de dos litros en toda la tarde.
Por no ser más que nadie, nadie acepta ni menciona el incendio que ha provocado el rayo en el mantel. Ni mucho menos el anfitrión, que se agacha para la última aceituna y sobre la marcha deja escapar una ráfaga de metano a presión, sorprendiendo a quienes se acercaban por su espalda, tanto por el politono como por la llamarada multicolor que prende las cortinas. Al final, los cuatro comensales junto al pavo, el mayordomo y el cocinero, aceptan escapar al jardín, bajo un aguacero de órdago, concediendo pocas probabilidades a que un rayo vuelva a caerles encima. De hecho, cuando la corona de latón de la condesa atrae y recibe de pleno un trueno de los fuertes que riza por completo a la aristócrata, comienzan a dudar dónde sentarse, pero lejos de ella.
Cuando la casa arde por los cuatro costados, el pavo considera llegada su hora y se chamusca al estilo Juana de Arco, perdonando a los presentes.
-Esh tela de coherente er pavo, quillos ustedes: El insenddio era pavoroso, hi, hi, hi, hiiii, -dice el anfitrión sirviendo orujo a discreción sin derramar una sola gota.
Genadette, ante el color azulado de su cara, le da un beso tan atornillado a Jonnie que consigue que éste se trague por fin el migajón del bollito que tenía atragantado. La condesa lo comprende y sólo la falta de munición –al haber cambiado de bolso- hace que Jonnie y Genadette sigan vivos.
El final de la fiesta, con el mayordomo y el cocinero volviendo al pueblo cogidos de la mano bajo un paraguas, es más clásico de lo esperado: los cuatro comensales terminan en un Urge Prisa King cercano, tomando changüises de pavo frío.
Publicado por
Gabriel
en
lunes, enero 10, 2011
4
quenosleen
Etiquetas: Gabriel
sábado, 8 de enero de 2011
RECETAS (1)
ALMEJAS NUMERADAS EN CÁSCARA AJENA AL PUNTO DE ANÍS SOBRE HOJAS FRESCAS DE BRÉCOL.
Damos la forma de cocinar el plato según la tradición judeo vikinga más tradicional.
Ingredientes: Almejas promiscuas del Senegal, una por persona y día. Cuatro gramos de llanto de león adulto, sal, agua y pimentón. Brécol crudo, cocido y frito. Extracto de anís.
Preparación: Cada almeja se mete en cáscara distinta a la que le ha dado la vida. A continuación, se hierven por sorpresa en agua con sal hasta que griten de dolor.
En frío, se trituran con el brécol, hasta formar una pasta de aspecto siniestro y espeso que se vierte, espolvoreada de pimentón, en otra cáscara distinta, la tercera.
Se comen de pie, mirando hacia el lado distinto de aquél al que habitualmente giramos para rascarnos la espalda. Se quita el rasposeo de la garganta con un traguito de anís, viendo que el estómago va a liarla.
Para vomitar se guarda el turno que asigna el número impreso en la concha que nos ha tocado.
Por último, se espera a que se enfríe la tortilla de patatas de la abuela y a dormir, que no son horas de andar por ahí haciendo el pollindonga.
Publicado por
Gabriel
en
sábado, enero 08, 2011
4
quenosleen
Etiquetas: Gabriel