La doctora Penélope Ditaca, estaba considerada una de las mejores cirujanas del mundo. Por las mañanas, en su quirófano número 9, sacaba balas de los cuerpos con una limpieza excepcional; de un modo tan preciso que sólo el inspector Ulises Zapata pudo explicar, al comprobar las horas y horas de práctica que la doctora realizaba desde su azotea, disparando por las tardes a los transeúntes de modo que quedaran bajo un ángulo de observación de 45 grados, una inclinación ideal para el bisturí.
Habían nacido el mismo día, pero el inspector y la doctora Penélope no llegaron a hablarse hasta la edad de 65 años, justo el día en que ella salía de la cárcel y él entraba para entregar a Telma Ditaca, la hija de Penélope, una gran cirujana, a la que habían descubierto como gran tiradora de precisión, el día después de nombrarla mejor cirujana del año, por la limpieza con que sacaba las balas de los cuerpos…
2 comentarios:
¡Vaya madre y vaya hijita! ¡Qué dos joyas!
¿Cómo se te ocurren esas cosas? Me refiero a la inclinación exacta de los 45 grados, teniendo en cuenta el bisturí y todo. Se me cae la baba con esos detalles.
De tal palo tal astilla...¡¡¡Para que luego digan que los genes no son importantes!!!
Me mantengo:LO TUYO TIE QUE SÉ CUESTION DE ALIMENTACIÓN
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