viernes, 16 de mayo de 2008

BAILAR POR DENTRO

Ni sabe el tiempo que lleva echando de menos su mirada; ésa con la que a veces la miraban sus ojos; ésa que, de tanto contenido, provocaba que bajase los suyos; ésa que le decía que ella formaba parte de sus anhelos. La misma mirada que poco a poco, con el transcurrir de los años, había dejado de ver.

Hoy soñó con su mirada. Ahora busca en sus ojos y reencuentra la magia que la hacía bailar por dentro. Y llega a la conclusión de que siempre estuvo ahí, sólo que dejó de verla, ciega y al borde del abismo donde le llevó esa ausencia. Donde lo arrastró y se arrastró a sí misma, y donde casi llega a olvidarlo de creer que él la olvidó.

Hoy soñó con su mirada, entre aromas de café y amanecer recién estrenado. Y comprende que nunca dejó de tenerla. Hoy sabe que estuvo dormida y ausente; gastando el tiempo, sin brillo y sin baile.

Hoy bailará con él, con una incansable orquesta, con resplandor de lentejuelas…

…Y mi corazón con tu mirada. Hoy…, si me dejas.

4 comentarios:

Gabriel dijo...

Bien escrito, compañera. Más aún, bien recitado, bien soñado y bien cantado sin dejar de llevar el compás del baile.
Me gusta que el primer párrafo me coja, como una ola, crezca, me haga temblar, y me deposite en la orilla.
Ese ritmo has impuesto a este poema: Conflicto y solución, olvido y encuentro.
Es difícil mantener la dulzura como lo haces. Siente uno que lo que pasa en el cuento exige un golpe, frío e inesperado. Pero lo resuelves bien, cogiendo de la mano, en el sueño, a los protagonistas.
El tono no decae, no se traiciona. No hay prisas.
Bien jugado.

Peneka dijo...

He comenzado a leer esta historia y a sentir que tú la leias para mí. Me has llevado de tu mano, con tus dulces palabras hasta ese final tan cotidiano, tan real,...tan duro.
Desde un principio sabía que tus manos habían depositado esta historia en el etéreo espacio que formamos.
Gabriel lo ha dicho todo. Yo no cambio ni una coma

Anónimo dijo...

"Por una mirada, un mundo", decía el poeta.
La mirada, el baile...Esa ola...Dejarse llevar, arrastrar a la otra orilla; orilla que nos espera, acogedora, para confundirnos en un dichoso nosotros, en un nuevo ritmo: un eterno mar.

Isa dijo...

Gracias Gabriel, Beli, Javier. Cada uno de vuestros comentarios, es un color precioso en mi paleta. Radiantes y luminosos los tres. Un beso.