lunes, 1 de septiembre de 2008

ESOS LUGARES DE REPOSO EN EL CAMINO.

Camping “Los Tiramisúes”.

Situado en el centro de Pontevedra, según se mira. 400 plazas de garaje, con sólo 378 ocupadas por los coches de los empleados del recinto. Se recomienda pues ir en bici. Abundantes árboles al principio, para quedar dos macetas de perejil en las parcelas del fondo. Duchas semanales garantizadas. Se permite a los perros quedarse fuera, cómodamente, con los niños. Servicios de bar, tasca, discoteca y dispensa a granel de orujo. Gasolinera y venta directa de souvenirs típicos de la tierra, como gorras con el pato Donald y mecheros de Mickey. Ojito a ponerse entre las parcelas doce y catorce, es decir en la parcela trece, que se llueve mucho y acaba usted exactamente en el medio del pantano El Remojaidiño, en cuestión de minutos. Por lo demás, una maravilla.

Parador El Stop.

Estilo clásico gótico, cubista y postindustrial, según se han ido recogiendo cosas que ya no hacían falta en otros hoteles. Situado en el hueco que hicieron las excavadoras para construirlo, se compone de doce plantas de sótano para aparcamiento y amplia zona de siembra de nabos. Las habitaciones cuentan con paredes finísimas, para entretenerse con todos los chismes posibles. Se ruega por tanto discreción y poco movimiento en caso de que alguien vaya con ganas de tontear con las cosas del medio centro. Aunque, ya que se que van a enterar, pues qué quieren que les diga si les pica la barriga. En cuanto al aseo, la dirección agradece que vengan limpitos de casa. El desayuno se servirá si no hay más remedio, recontando al salir las tazas y los platos. Nada de llevarse las toallas: Al contrario, si pueden traigan algunas de sus hogares, esas que vean ustedes que ya no les hacen juego. Ofertas para grupos, consistentes en dos horas gratis de estancia por cada seis años viniendo interrumpidamente.

Fonda El Hechizo.

Estuvo entre montañas hasta el siglo XIX, en que la compró Godoy y la derrumbó hasta los cimientos, llevándola a un valle tranquilo donde –es mala suerte- volvieron a crecerle montañas alrededor. Cuenta con cien habitaciones, numeradas al azar todas con el mismo número. Sirve como nidito de amor para cantantes de baladas y promotores inmobiliarios del bajo Senegal, sus principales clientes.


3 comentarios:

Isa dijo...

Entre carcajada y carcajada, tomo buena nota de todo ello para las próximas vacaciones. No obstante, si tuviese usted nueva información al respecto, ampliaré complacida mis anotaciones.

Genial tu sentido del humor, como de costumbre.

Félix Amador dijo...

Me vuelve loco la facilidad que tienes para juntar palabras. "Promotores inmobiliarios del bajo senegal". aplausos.

Los campings me dan claustrofobia. Una vez estuve en uno, de estudiante, y sólo recuerdo que se nos cayó la tienda y no la encontrábamos de madrugada, ah y que se nos estropeó la comida.

Gabriel dijo...

Gracias, amigazos.
Félix, siempre bienvenido. Genial lo de la claustrofobia en un camping.