miércoles, 12 de noviembre de 2008

Foto: I. Orta


ya no cuento estrellas,
ni recojo flores,
ni cierro los ojos.


ya no pinto la noche
ni amaneceres de colores,
ni azules olas.


ya no sueño tu nombre,
ni tu boca,
ni acaricio tu aroma.




5 comentarios:

Isa dijo...

Tenemos que seguir contando estrellas, recogiendo flores y buscando los colores del amanecer; si no por otro nombre y por otra boca, que sea por nosotros mismos, hasta que llegue el momento de volver a brindar todo eso a alguien.

La felicidad la tenemos dentro.

Bonito poema, donde en los tres últimos versos, reside la esperanza que desde el principio quería encontrar. Un beso.
¡Ah, y gracias por esa foto de mi muelle del Tinto! ¡Es una bellísima postal!

Gabriel dijo...

El poema es hermoso, nadando en una melancolía sin mezcla, pero me da que con un pellizquito de esperanza que, como dice Isa, busca la salida en otros ojos. Así lo leo.
Besos.

Laura dijo...

Me apunto a lo que dice Isa, lo importante es que sigamos teniendo sueños.
Besos.

Lola García Suárez dijo...

Cantas con gran sentimiento a las heridas que puede dejar el amor que se fue. Heridas profundas que espero puedan cicatrizar.

Anónimo dijo...

Tus versos acarician aromas, Beli.
Qué bonito final.
Tu poema llora y susurra libre.