lunes, 29 de diciembre de 2008

CUENTO DE REYES


Pablo y Carlos son dos amigos que siempre juegan juntos. El día de Reyes, a Pablo dejan un caballo grande de cartón. Carlos lo mira una y otra vez, aunque sin participar del juego ya que solo había un caballo. Pablo, por su parte, no se sentía bien al ver que su amigo no disponía de otro caballo igual con el que jugar a carreras. De pronto tiene una idea que le parece extraordinaria. Va al patio donde su madre tiene un barreño con agua, el niño sumerge al caballo en ella y espera pacientemente que se ablande para poder separarlo y convertirlo en dos; cuando estuvo a punto lo sacó del agua y con cuidado lo separó hasta conseguirlo, los puso al sol para secarlos. Una vez secos, Pablo le dio a Carlos una parte y él se quedó con otra, de esta forma tenían un caballo cada uno, eso sí, con sólo dos patas, pero no importaba, ya podían jugar a carreras y divertise juntos. Pablo fue un niño desprendido que le gustaba compartir con los amigos. Cuando se hizo mayor, siguio con su remojar de {caballos} pero ya de cosas más importantes, amor y ternura, todo un ejemplo de buena persona.

3 comentarios:

Gabriel dijo...

Solución definitiva entre amigos para no dejar nunca de serlo.
Ternura infinita.
Besos.

lola profe de sociales dijo...

Si la política internacional fuera así de generosa no habría tantas injusticias en el mundo.
Relato precioso, tú también eres así como este niño.
Lola

inma dijo...

Ojalá todos practicásemos a diario la filosofía de Carlos. El mundo sería más humano.