martes, 27 de enero de 2009

Microrrelevo 16 "Paciencia"


 Desde entonces ya entendió las consecuencias de las tropelías de aquel chiquillo. Aquel chiquillo, que sin sentir, estaba a punto de cumplir 80 años, pero que aprovechaba la menor ocasión para jugársela a cualquiera. Sus amigos habían ido desapareciendo y ahora eran sus incautos nietos el centro de sus bromas. En ésta última se había pasado: Había fingido su muerte confabulado con su amigo Víctor, médico de la familia desde que ambos terminaron la carrera, y habían logrado que todo el mundo lo creyera, incluso ella. Fue esa gota la que colmó el vaso. Le costó el divorcio y aún se pregunta el porqué.

6 comentarios:

Isa dijo...

¡Ja,ja, qué petardo! Inma, me encanta, y la última frase, genial, como está mandado. A veces las bromitas salen caras. Muy bueno, compi.

Gabriel dijo...

Lo mejor del cuento y del final es que cuentas cosas de uno que no deja de ser un chiquillo por más años que cumpla.
En lugar de sorpresa final, haces un cuento creíble donde uno se imagina la cara del niño ochentón poniendo cara de no entender qué bicho le ha picado a la mujer.
Muy bueno. Besos.

Peneka dijo...

la travesura en estado puro...la risa...las ganas de inventar...
y al final de todo, la ingrata sorpresa de que quién debía conocerle bien no le conocía...

¡¡¡pero es que el muchachito se las traía...!!!¡¡¡mira que hacerse pasar por muerto... a sus SOLO ochenta añitos recién cumplidos!!!


Me ha encantado...Lo que dan de sí estos chiquillos octagenarios(ja,ja,ja)

Lola García Suárez dijo...

Vaya con el chiquillo, no querría saber las bromas que hacía de joven. Eso sí, el título está muy bien porque le añade ternura a tanta travesura.

inma dijo...

Ese creo que le tocaría seguirlo a Irene ¿no?
Gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Me parece redondo, en el título, el final...y mira que la primera frase era difícil. Qué caras se imagina uno mientras lee este cuento, y aún me pregunto porqué, jaja. La paciencia tuvo un límite.