miércoles, 17 de febrero de 2010

DURO CAMINAR

Caminando despacio
la han visto por el campo,
deambulando entre olivos
pinares y ribazos.
Andando por cañadas
por lomas y collados
va, como si buscara
algo muy apreciado.
Hay quien la mira y pasa,
otros le han preguntado.
Ella triste responde
vengo por estos campos
por ver si en ellos puedo
encontrar a mi amado,
que se marchó una noche
y aun no ha regresado.
No busques más, le dicen
regresa a tu poblado,
a quien tú buscas vimos
caminando despacio
una noche de luna
pero iba acompañado;
una dama de negro
le tiraba del brazo,
lo sujetaba fuerte,
y no quiso soltarlo.
Márchate le aconsejan
y no sigas buscando.
Y se volvió muy triste,
lentamente va andando
y mientras que en silencio
regresa muy despacio,
va pensando en la dama
de la cual le han hablado:
ella es causa y motivo
de su pena y quebranto.
Detiene pues la marcha
y se queda mirando
al lejano horizonte
que el sol ya va ocultando,
absorta lo contempla
mientras va murmurando.
Pienso que la traidora,
ya que me lo ha quitado,
a los prados celestes
seguro lo ha llevado,
donde disfrutar pueda
de los divinos campos,
recogiendo cosechas
que antes hubo sembrado
y frutos celestiales
en surcos bien labrados.
Me consuela la idea
que se hallará sentado
al lado de los justos,
con ellos disfrutando
de divinas promesas,
así vuelve pensando.
Con estas reflexiones
continúa caminando
lentamente, sin prisa,
ya sabe que su amado
al llegar a su casa,
no la estará esperando.

6 comentarios:

Isa dijo...

El escalofrío que me ha recorrido el cuerpo con la tal mujer de negro, me ha desaparecido con la imagen de esos prados llenos de sol y de frutos, que tan bien has sabido dibujar. Precioso, Paquita. Un beso.

Gabriel dijo...

Un romance a la antigua usanza, que me imagino contado/cantado por un juglar que aparece de pronto.
La historia estremece por lo sobrio.
Un poema recio, bien hecho y bien terminado.
Besos.

inma dijo...

¡Qué melancolía rebosa esa poesía!
Describes bien esos prados y transmites la añoranza del ser amado con mucha maestría.

Peneka dijo...

Hasta que uno no comprende, que el amado que marchó, no se fue lejos sino que vive en nosotros, la tristeza se apodera de los rostros, del alma, de los sueños...

Estremecen tus versos, aprieta el alma, arranca una lágrima de los ojos...
Enhorabuena Paquita!!!. Un beso cargado de sueños

Clea dijo...

Vaya, Paquita, aunque la implacable dama de negro se adueña de tu poema, consigues traer un poco de consuelo.
Muy bonito.
Besos.

Paquita dijo...

Gracias amigos. En el poema va mi alma, besos