domingo, 21 de febrero de 2010

SOLUCIÓN.

Quedaron en entrar a la sala del cine por puertas distintas una vez oscurecido.

Pidiendo permiso, ella se sentó en el único hueco que había libre de la fila.

Antes de poner manos a la obra, se apagaron todas las luces y la oscuridad se hizo total. Aterrada, pues no podía preguntar, pensó que no sabía si él estaría a su izquierda o a su derecha. Acababa de conocerlo.

Decidió resolver la situación echando mano a las dos cremalleras.

De ninguno de los ocupantes salió ninguna señal de protesta y se dieron dos finales felices con un mínimo de efectos secundarios e invisibles. Además, sin ruido.

Antes de comenzar la proyección, se encendió la pantalla y se emitieron algunos luminosos anuncios de publicidad, en concreto de una bebida refrescante, justo la que sostenía él en sus manos llamándola desde su asiento correcto.

5 comentarios:

Clea dijo...

¡No me lo puedo creer!
Ay, ¿qué pasaría cuando encendieron las luces?, ¿quién miraría a quién?

:))

Paquita dijo...

Qurido Gabriel,ya veo que tu prodigiosa imaginacion no descansa un momento. ¿como se quedarian los muchachos con la bajada da cremalleras?, sera para verlos.
Unbeso

Isa dijo...

¡Hay que ver lo que puede uno encontrarse, sin esperárselo!
Genial, como siempre, amigo.

inma dijo...

¡Qué sorpresa se llevarían los de al lado de la chica! ¡y que chasco la pobre, despues de trabajárselos a los dos, y para nada...¿?!
Te felicito por la extensión del relato.

Peneka dijo...

Esas cosas pasan por entrar por puertas distintas...
pero mira, por el precio de uno...tres.

¡¡¡que vivan las ofertas!!!