miércoles, 1 de septiembre de 2010

VERÍDICO.

-Le vi levitar en pleno día; le vi parado en el aire. Y era Ambrosio Gotorinaldi, sin duda alguna, se lo aseguro, -dijo el testigo.

El padre García Polster, encargado por El Vaticano del caso de Ambrosio Tamarotti, cerró y selló la carpeta como dicen las normas de estos procedimientos: después del último testimonio copiado a mano. Nada de medios audiovisuales.

Al presentarse ante el cónclave, su informe se consideró irrefutable.

Una semana más tarde, Ambrosio, que tenía una mano maestra para tapar grietas, le daba la última pasadita de yeso y un repasito con pincel a un rincón muy escondido de la Basílica de San Pedro sin tener que utilizar andamios ni cerrar al público las visitas a la maravillosa Capilla Sixtina.

-Eso se lo dejo yo como nuevo en una tarde, señor Papa, -había declarado Ambrosio en la entrevista mantenida con el Sumo Pontífice, dándole una palmadita en el hombro.


2 comentarios:

Lola García Suárez dijo...

Ay, qué bueno. Lo que hubiera dado Miguel Ángel por levitar como Ambrosio.

Clea dijo...

¡Esta manera de rentabilizar lo milagroso es realmente desconocida! ¡Nos tienen acostumbrados a formas más tradicionales!

¿Padre Polster?