miércoles, 13 de abril de 2011

RECONCILIADOS.

Saqué al baile por fin a María Rosa,

la que pedí mil veces en mi vida,

que justo ayer, quizá por aburrida,

me concedió volar sobre las losas.

La música no dio cuartel alguno:

sus piernas dispararon al momento

un aluvión febril de movimientos,

que tuve que seguir uno por uno.

Sin avisar el son cambió a bachata,

cuando se redoblaron los tambores;

retumbó mi pecho con temblores

y al tiempo su blusón y mi corbata.

La música se puso algo más lenta,

yo ya soñaba un vals o un pasodoble

y María me enfiló con un mandoble

de cintura frenética y violenta.

Saltó hacia mí justo cuando el trompeta,

su antiguo conocido y mal amante,

tronó de Apocalipsis disonante

para dejar el baile y estarse quieta.

Esta mujer se me envalentonaba,

y al tango que nació se me venía,

sin saber ya qué piernas eran mías

de lo que esta mujer se me pegaba.

Quería así, lo vi por fin muy claro,

matar de celos dentro de la fiesta

al que miró hacia mí con gesto raro,

mientras ella miraba hacia la orquesta.

Vi que el tipo, despacio, se guardaba

con ritual de asesino el instrumento

y con paso felino, en un momento,

de pas de deux a trois organizaba.

Quise escapar en la coreografía

que planteó la orquesta en la siguiente.

Pero era imposible: firmemente

quedé en medio del tipo y de María.

Llevar el paso en trío no es sencillo,

multiplicando giros y ademanes:

haciéndome bailar entre dos panes,

más que bailar hacíamos bocadillo.

Dejé que se acusaran de bandidos,

poniendo algo de orden a lo sumo,

con buenos aires, cigarro encendido,

se vinieron a bajar los malos humos.

La noche se agotó y cada guitarra

se fue para su funda sin protestas,

dejando sólo el ruido a las cigarras

que llevan siempre su instrumento a cuestas.

La pista se quedó quieta y callada,

pero yo no podía escabullirme,

largarme, desaparecer e irme

en medio de una pareja pegada.

No pronuncié palabra a María Rosa,

ni a su amante agarrado a mi cintura,

con quien recuperó su amor gozosa

siendo yo el pegamento en la figura.

Dormidos sobre el suelo y aún pegados,

por la mañana vino la limpieza,

me sacó limpiamente, de una pieza,

y los dejó dormir, reconciliados.

4 comentarios:

inma dijo...

Trepidante ritmo en ese poema bailable. La situación,subrealista como acostumbras y divertida a tope. El final sorprendente. Un besazo (con escayola).

juan Gabriel dijo...

Si señor, trepidante y divertido. Revientas las imaginaciones. Gracias.

Gabriel dijo...

Gracias de veras, Inma, y ponte fuerte cuanto antes. Un beso fuerte.
Siempre bienvenido por aquí, Juan Gabriel.
Y desde ya hago un llamamiento a que se visite y lea tu blog, relleno de imaginación y creatividad.
La dirección es http://clinclinclinclok.wordpress.com y vaya si merece la pena.
Abrazos.

Peneka dijo...

Doy la bienvenida a éste, que nos lee y nos da vida, y prometo visitarle y disfrutar de su escritura.

Y de tí qué decir que no se haya dicho. No sé qué es lo que comes( si es que la comida es la causante de tu chispa)pero dilo por si acaso, a ver si salimos de esta larrrrrrrrrrrga sequía.

Besos de aurora boreal