lunes, 2 de julio de 2012

Denuncia

El otro día, en una cafetería-bar de copas en Plaza de Cuba, había quedado con unos amigos. Uno de ellos fue al servicio (de caballeros, claro) y se encuentra que en el urinario hay una pegatina de una chica con poca ropa para que se orinen encima,  y  con el calorcillo se quede desnuda. ¿Se puede permitir que tal denigración a la mujer suceda en nuestra ciudad? El dueño alegó que era un poco de broma. ¿Por qué seguimos permitiendo estas actitudes machistas? ¿No debía estar prohibido por ley? Volví a mandar a mi amigo con mi cámara de fotos.Ya de paso entré yo en el de señoras, para ver qué había. Nada. Pues eso.

6 comentarios:

Clea dijo...

:(
No, no se puede permitir. En ninguna ciudad, en ningún lugar. En ningún servicio, ni en el de hombres ni en el de mujeres.
Y hay que denunciar. En el observatorio contra la publicidad sexista te recogen la denuncia.

Besos

Gabriel dijo...

El bochorno, la mala educación, la falta de respeto. Todo ello no llega a lo que de verdad pasa: La mitad de la Humanidad sigue creyéndose que puede ofender a la otra.
Desgraciadamente, en esto pasa lo de siempre: "mientras no me toque a mí".
Me da aun más pena que asco.

inma dijo...

Gracias Clea. Buscaré ese observatorio. no tenía idea de que existiera. Bsssssssss

Peneka dijo...

Me uno a vuestro enfado.
Una broma,una broma... ¡¡cualquier cosa es una broma!. Estamos en el todo vale, nada importa,eso no es mío, mientras a mí no me pase...
O empezamos a respetar las formas, o este barco no encuentra el rumbo.

Gracias Clea, yo tampoco sabía lo del observatorio contra la publicidad sexista.

Besitos mil
beli

Clea dijo...

Bueno, igual el observatorio desaparece pronto, parece que el gobierno ha anunciado el 70% de recortes en políticas de prevención de violencia machista.

Ya sabemos... otro de los temas menores...

:(

Juan G Olivares dijo...

Desaparecerá Clea, eso no da beneficios.
El sexismo en este caso es directamente proporcional a lo cazurro que sea el tío del bar o lo guarros que sean sus clientes. Una vez, en un bar de Madrid en el que no había taza, era un urinario de estos con agujerito y dos altillos para poner los pies, el señor del bar había puesto una botella de sidra en el rincón. Yo le pregunté y me dijo que era para que no se measen fuera, que mientras llenaban la botella todo caía dentro.
Pero digo yo.
¿Y vaciarla?
¿Como se iban a mear fuera, volviendose de espaldas?
No se, una cosa es ser guarrete, y otra serlo además de ser también un machista repelente.