viernes, 16 de noviembre de 2012

Grandes catástrofes artificiales (2)


Póker balístico.

En el saloom de la cantina regido por la señorita Propteski, la división de las mesas, al 50% del local, se debe a que las bandas de Maloso Boy y Ferocity Frank se han juntado este día para una partida de póker a las balas.
Las reglas son las de siempre y son bastante claras:
-Bocadillos y refrescos pagados a medias.
-Nada de medias tintas, que manchan las piernas.
-Media hora de descanso para ir al baño y volver. En caso de no volver, el tiempo podría ser ilimitado.
-En caso de empate, tras un máximo de dos desempates, los cuatro jugadores de una mesa debían dispararse entre sí un mínimo de ocho balas, lo que implicaría destreza ambidextra para disparar o gran rapidez para cargar de nuevo el mismo revólver, para lo cual debe dar permiso el que, en ese momento, se tenga enfrente disparando en dirección opuesta a su propio cuerpo. (Este punto se redactó hace tiempo. Hay que mejorarlo en su comprensión y dictado)
-Si persiste el empate, la señorita Propteski la emprenderá a tiros de su escopeta Browning de calibre cañonero y hará saltar por los aires más de un calzoncillo de cuello alto, con su relleno dentro.
El gran cantante mongoleño Aarón KonKo Kakol en persona, mientras no le den, amenizará la velada cantando alegres canciones de su pequeña tierra (tiene sólo doce macetas, pero aspira a más), en las cuales los gusanos se comen el trabajo del hombre y después a los propios hombres. Ley de vida, dice el estribillo, igual para todas sus composiciones.
Se hace un agujero en el techo cuando la dueña del templo del juego inaugura la partida con un disparo. El agujero es más grande de lo esperado, quizá la munición de su escopeta ha sido infravalorada. El caso es que, ante el asombro de todos, del primer piso cae una bañera blanca maciza, de hierro forjado, conteniendo en su interior agua espumosa debida al jabón disuelto, una esponja suave, un patito de goma y los cuerpos de Marguerite Basurte y el caballero Robert E. Huberfinn, prometido y a punto de casarse con la señorita Propteski.
Una vez navegado sobre su propia estela, la bañera se para en medio del saloom y la situación se vuelve embarazosa. Todos los jugadores, tras admirar en silencio la silueta de la señorita Basurte al salir de la tina enjabonada para intentar quitarse de en medio, declaran que la incidencia les ha aguado la fiesta, lo que en parte es comprensible dado que la tubería del agua hace manar un chorro digno de un parque de bomberos.
La dueña del local hace evacuar la estancia, devuelve el depósito de los jugadores y manda a la señorita Basurte a cerrar la llave de paso.
Todo se ha ido al traste.
En la calle, desganados, los hombres de Maloso y Ferocity se disparan sin la menor alegría, sembrando la calle principal de unos cadáveres, sin lugar a dudas, mortalmente aburridos.
De hecho, los dos supervivientes juran que no volverán a jugar al póker jamás en su vida, cosa que cumplen en el acto al dispararse por error la escopeta de la señorita Propteski, mientras regañaba severamente a su prometido, aún dentro de la tina.

2 comentarios:

Clea dijo...

Jaaaajj. ¡Buenos días!
Vamos de escándalo en escándalo.

Primero y más importante, mis condolencias a la señorita Propteski. Por todo, en general. (Aunque se vería venir, seguro)

Segundo, ¡un cantante mongoleño!
No me suena nada, salvo el nombre que me recuerda no sé qué...

Tercero, Robert E. Huberfinn. El detalle de la inicial es llamativo. Y, por otra parte, un palurdo, seguro, el tipo este.

Y cuarto, qué sé yo. Una pena como quedaría el saloom.

:))

inma dijo...

Esa chica debía buscar otro novio, porque bajar de piso vestido de bañera y adornado con otra chica no es la mejor manera de empezar. Ha sido una forma original de aguar la partida a la pobre señora. La partida merece otro relato. Muy divertido. Besos.