martes, 25 de diciembre de 2018

Microrrelato Navideño


Cansado de tenerse que  poner de acuerdo cada año con los otros dos, y de tener que organizar toda la comitiva de camellos caprichosos, Melchor decidió este año adelantarse unos días en su nuevo Volvo y repartir los regalos él solito. Los niños no lo creían y huían del estupefacto rey. Los adultos ni se acercaban a aquel coche con las lunas tintadas que cambiaba cartas por regalos. Melchor, frustrado,  no tuvo mas remedio que regresar a Oriente y repetir lo mismo de siempre.

2 comentarios:

Gabriel dijo...

¡Ajajay! Las tradiciones navideñas, el Triunvirato, la Tríada. Puede ser. Pero juntarse la tarde de Reyes con los dos colegas y tomarse un cafelito con rosco, con los pies en la mesa... Eso no tiene precio.

isa dijo...

Vaya, nos salió rebelde el primero! A ver cuanto tardan en desmarcarse los otros dos, que esas cosas se pegan... jajaja!
Como dice Gabriel, a ver si lo arreglan con un roscón de los de la casa.
Besos.