Cuando cerró la puerta, me quedé pensando qué me habría querido decir con esas palabras:
Si era por mí, dejaría de pagar la mensualidad a mi guardaespaldas.
Si lo decía por mi mujer, ella dejaría de pagar la mensualidad a mi guardaespaldas.
Si lo decía por mi guardaespaldas, dejaríamos de pagar la mensualidad a mi guardaespaldas.
Se habían vaciado los tres cargadores, pero no sabíamos repartirnos las balas.
-Estás muerto –había dicho la tonta sin ojos de la sábana blanca y la hoz, sin especificar a quién se dirigía, antes de darse la vuelta y cerrar la puerta por fuera.
Y allí nos quedamos: los tres, callados en la habitación; ellos dos, mi mujer y mi guardaespaldas, desnudos en mi cama, sin saber quién era el elegido, qué había querido decir exactamente con esas dos palabras.
martes, 20 de noviembre de 2007
INCERTIDUMBRE.
Publicado por
Gabriel
en
martes, noviembre 20, 2007
Etiquetas: Gabriel
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1 comentario:
Una sorpresa al cubo la que me he llevado.
Éste es de los terroríficos que me fascinan. Enhorabuena y encantada de leerte.
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