martes, 4 de diciembre de 2007

ENTRE BAMBALINAS


Amor mío, tenemos suerte. Tú y yo somos muy afortunados. Cada uno forma parte del centro del otro. Cada día juntos, compartiendo charlas, cine, música, libros y roces es lo máximo a lo que habíamos aspirado.


Los amigos se aburren de sus parejas. Pasan dos años y ya, el desencanto, el hastío. Y es que la gente no sabe montarse la historia. Al principio, todo fuego; fuego en la mirada, fuego en las caricias, en las entrañas. Hasta en lo cotidiano irrumpe el deseo, que hace de los amantes lo que le viene en gana.


¿Y después? Después, cuando van acabándose las municiones, esa pérdida de explosividad les hace perder, a la vez, la fantasía, la puesta en escena que dé credibilidad a la función que aguarda tras el telón para formar parte de la realidad.


Tú eres tú en mí, cuando hace tiempo que no eres; o sea, cuando comienzo a echarte de menos, porque llevas un año siendo, no Alberto, sino Daniel, y ya me va apeteciendo volver a tenerte.
Y es que el amor, vida mía, hay que inventárselo a partir de los dos primeros años.


Cuando vuelva a ser Victoria y deje de ser María, házmelo saber; te lo suplico.

6 comentarios:

Ailema dijo...

Curioso lo que me acaba de pasar, te cuento. He leído mal pensando que era de Beli, al terminar me he dicho: "esto parece más de Isa".
¡Leches! ¿De quién si no? :-)

Isa dijo...

Me ha hecho gracia tu comentario y me alegra que me reconozcas. Fíjate, he colgado este texto, porque lo recordé hablando contigo esta mañana. Es ésta mi conclusión del ejercicio de Arreola.

Anónimo dijo...

me ha gustao mucho, isa. es filosófico y muy sensual. con sorpresa final de una carga lírica estupenda. si me permites, me has animado a colgarte un poema donde, creo, ya me dirás, el sentir latente es el mismo. aplaude (os lo leí en la calle). aplaude entre bambalinas. voy a "editarlo".

Gabriel dijo...

Los discos de Frank Sinatra ensayan cada noche para sonar mejor.
Este texto, desde mi primera lectura, se ha puesto más guapo, más divertido y más cómplice.
Su final, en cambio, ya era inmejorable.

Lola García Suárez dijo...

La verdad más absoluta, pero esperanzadora.

Peneka dijo...

sin ninguna duda, tu relato me ha gustado más que el de Arreola(porque mira que el tio era rebuscao).Coincido con Gabriel, en que sin ninguna duda, tiene un final apoteósico.