Y la trapecista, justo antes de exhibir el primer salto mortal de su vida, supo que no podría controlar su cuerpo, y sólo le quedó el consuelo de que el maillot blanco que llevaba, no se apreciaría desde las alturas en su nuevo y lamentable estado. El olor, tampoco.
martes, 25 de marzo de 2008
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6 comentarios:
Cacaray, con la cacalamimidad: cacasi diría que ssse cacae. Qué qué cacatástrofe. Cacalculo laaa laaa cacara que se se le ha quedado, cacaaaracoles.
Ja, ja, ja,...jajaja...., ja,ja,ja....
¡...Eres genial, compañero. Tu comentario sin duda, supera mi microrrelato. Hoy he vuelto a hacerme presente en casa de mi vecina, con mis cacarcacajadas!
¡Vamos, que todavía estoy llorando de la risa, y mis niños, riéndose de verme!
¡Ay, qué ratito más bueno! Gracias por él, hijo mío!
pobrecilla, más que una trapecista/y por una mala jugada de unos intestinos indiscretos/sería una botafumeiro(no sé si se escribe asín).Desde luego, toda la vida esperando esed momento de "gloria" y "¡¡¡¡vaya gloria de momento!!!!". Mu güeno, compañera
Aqui aparte de felicitarte por la ocurrencia y originalidad del microrelato, me vas a permitir que le diga a Gabriel que ha tenido todo el arte del mundo con su comentario jajaja, "mu bueno". Besos
¡¡Que bueno!! jajajaja
¡Pa cagarse de risa!
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