domingo, 30 de marzo de 2008

ROJO SOBRE BLANCO

En los últimos días no he podido ver el televisor cuando los telediarios repetían una y otra vez las imágenes de la caza de focas que se está llevando a cabo en Canadá. Los que respaldan este acto encuentra su justificación en que la extensa población de focas está devorando sin medida los bancos de bacalao con el peligro de que esta especie se extinga. También hay otras razones de carácter eminentemente económico, que tienen menos base que las sustente.

Yo nunca he estado en Canadá, ni he visto a los cazadores, ni sé a cuánto está el kilo de atún allí. Ni siquiera he visto una foca en directo (bueno, creo que sí, en un parque de Madrid), en su habitat. Pero la imagen que tengo de ellas es de un ser hermoso y fuerte. Y aunque torpe en la superficie, increíblemente ágil en el agua. Esta imagen tan evocadora no quiero que se empañe con la de la persecución de un ser humano (palabra demasiado grande para él) armado hasta los dientes, cuya zancada supera en mucho la distancia de desplazamiento de la foca en la nieve.

No quiero hablar de cómo las matan. No quiero verlo, porque no quiero que exista algo así. Me da la impresión de que si lo veo contribuyo de alguna manera a que ocurra. Así sucede con la difusión de muchos hechos morbosos: su contemplación cierra el círculo. Me gusta verlas así, idealizadas entre el manto de nieve, con sus crías, peluches de algodón blanco.

Sé que mueren muchos animales a manos del hombre cada día para nuestra subsistencia. Pero así no, Hombre, así no.

4 comentarios:

Gabriel dijo...

Yo sí he visto un vídeo que circula por la Red y he podido comprobar las atrocidades que planteas. No pude aguantar más de un minuto, pero sobró.
Junto al vídeo, aparecía un enlace donde podías, al menos, expresar tu repulsa y firmar en contra.
Animo a buscarlo y a firmar.
No es una protesta aislada: Muchos miles de personas se han manifestado contra esa barbarie.
Muy bien, Loli.

Isa dijo...

Loli, enhorabuena por tu denuncia. El jueves, cuando me levanté y puse la tele para que mis niños vieran un rato los dibujos, de sopetón me encontré con la masacre. No pude desayunar y lloré, de impotencia. Por ese motivo colgué Naturaleza Muerta, escrito tiempo atrás.
El ser humano no tiene derecho a causar este daño. No es respetuoso con el medio natural y lo estamos pagando. Sobrevaloramos nuestra vida y nuestro sufrimiento por encima de cualquier forma de vida. Y somos sólo una parte más del escenario; la parte más molesta y la única depravadora.

Peneka dijo...

Me es dificil imaginar, que esos ojitos escondan a un depredador. Los bancos de bacalao tal vez se esten agortando, no lo sé, pero lo único que sé es que ningún animal debería morir como mueren estas focas, a machetazos y con una agonía increible. No sé ónde está el equilibrio, pero en golpear hasta la muerte, creo que no.
A mí, también me repugnan esas imágenes.

Lola García Suárez dijo...

Creo que cualquiera con un mínimo de sensibilidad rechaza algo así y a vosotros la sensibilidad os brota por los poros. Por cierto, se me olvidó decir que aunque había pensado en ello, me animé a escribir la entrada a raíz del texto de Isa sobre los toros. Por eso le agradezco su inspiración.